ADECUACIÓN DE UN NUEVO ESCENARIO EN EL CONFLICTO DE UCRANIA
Parte I (continuación)
Una guerra de desgaste e internacionalización del conflcito
LA (NO) PARTICIPACIÓN DE LA OTAN, LA «AUTONOMÍA ESTRATÉGICA» DE LA UE Y LA EVOLUCIÓN DE LA TEORÍA DOMINANTE
-Banderas de la OTAN y de Ucrania. Postmodern Studio-
La posición de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en este conflicto ha sido desde el inicio de las hostilidades (antes también) esencial. Mucho ruido se hizo en relación a su intervención: si iba a intervenir, si podía intervenir, si debía intervenir y toda una serie de conjeturas para justificar las acciones de unos u otros según basculasen las acciones de la OTAN.
La OTAN en la cumbre de Chicago de 2012, en un contexto de bajas inversiones en Defensa, abrió la mano para exprimir al máximo las capacidades de la Defensa Inteligente. La Defensa Inteligente fue el concepto estratégico adoptado por la Alianza en la cumbre de Lisboa de 2010 (aún vigente hasta la cumbre de Madrid 2022 y después también) que abogaba por compartir capacidades, establecer prioridades y coordinar mejor los esfuerzos de los aliados. En un plano más operativo hablamos de misiles balísticos; inteligencia; vigilancia y reconocimiento; capacitación y preparación; participación efectiva y protección a la fuerza. “La Defensa Inteligente representa la cultura de la colaboración multinacional como opción eficaz y eficiente para desarrollar capacidades críticas”.
Resulta importante recordar este concepto y la cumbre de Lisboa en particular, porque ha sido, la Defensa Inteligente, el concepto estratégico vigente para los aliados en la antesala del conflicto de Ucrania y sus inicios.
Tres aspectos que han pasado inadvertidos en relación a la cumbre de Lisboa y particularmente interesantes en este conflicto han sido:
- La abolición del concepto estático de seguridad (Defensa estática).
- Mantener en vigor el concepto de Defensa Colectiva.
- La incentivación del partenariado.
El primero de los puntos dejó atrás la defensa de los territorios en favor de un nuevo compromiso más global. La OTAN se comprometía así a “hacer frente a cualquier amenaza que afecte a la seguridad y protección de nuestras poblaciones”. El segundo punto, reminiscencia de la Guerra Fría, trata de los equilibrios estratégicos en Europa y se mantuvo por dar seguridad y certidumbre a los nuevos aliados provenientes del bloque del este por miedo a represalias de Rusia (totalmente fundadas visto lo visto). Y el tercero de los puntos incita a la participación de alianzas con terceros aún no siendo estos miembros de pleno derecho de la OTAN.
La confrontación más evidente con Rusia vino con la Cumbre de Gales en 2014:
«Nuestra Alianza sigue siendo una fuente esencial de estabilidad en este mundo […]”. La OTAN sigue siendo el marco transatlántico para una fuerte defensa colectiva y el foro esencial para las consultas y decisiones de seguridad entre los aliados […]. La mayor responsabilidad de la Alianza es proteger y defender nuestros territorios y poblaciones contra los ataques […]».
«Las agresiones de Rusia contra Ucrania desafían nuestra visión de un conjunto europeo, libre y en paz. La creciente inestabilidad en nuestro vecindario meridional desde Oriente Medio hasta el norte de África, así como las amenazas transnacionales y multidimensionales, también desafían nuestra seguridad. Todos ellos pueden tener consecuencias a largo plazo para la paz y la seguridad en la región euroatlántica y la estabilidad en todo el mundo».
La cumbre de Varsovia de 2016 se desarrolló bajo los pilares centrales de fortalecer la disuasión y la defensa de la Alianza y proyectar estabilidad más allá de las fronteras de la OTAN y se concluyó, entre otras medidas, la aprobación de un paquete de asistencia integral para Ucrania.
Lisboa 2010, aperturismo y colaboración multinacional. Gales 2014, confrontación oficial contra Rusia.Varsovia 2016, fortalecimiento de la disuasión y proyección de estabilidad más allá de las fronteras de la OTAN.
La (no) participación de la OTAN en el conflicto de Ucrania respondió, responde, a la imposición de una teoría dominante como dogma de la realidad en los medios de comunicación y esferas públicas de poder que ha propugnado que mientras la OTAN no esté explícitamente en el terreno, no hay intervención de la Alianza. Lo que coloquialmente se conoce como “botas en el terreno”.
Existen dos razones simples y evidentes por las que se negó la participación de la OTAN durante todo este tiempo en el conflicto. La primera de las razones fue porque Ucrania no es un país miembro de la Alianza y por lo tanto no cabe la opción de que la OTAN ayude en su defensa. La segunda razón, que debería disipar las dudas, fueron las palabras explícitas del secretario general de la OTAN en varias ocasiones de que la OTAN no intervendría en este conflicto.
Sobre la primera de las razones, además de las derivadas que hemos tratado en párrafos anteriores sobre los nuevos conceptos estratégicos de la OTAN, la identificación de Rusia como enemigo potencial de la Alianza, la incentivación del partenariado o la Defensa Colectiva, hay toda una retahíla de acciones de la OTAN en conflictos internacionales sin estar explícitamente ninguno de sus socios comprometidos en ellos que justificarían la acción de la OTAN en este conflicto (acción que ya se está dando) y no solo la OTAN como ejemplo de entidad supranacional, otras organizaciones internacionales también han actuado en conflictos internacionales, ajenos a sus socios, aunque no a sus intereses, evidentemente. Algunos de estos casos son:
La participación en Bosnia en 1992, incluyendo una exclusión del espacio aéreo; embargo de armas en el Adriático en 1992; operación Agile Genie para la protección de rutas de aproximación en el Mediterráneo Central al litoral del norte de África, debido a las tensiones entre Libia y Occidente, 1992; bombardeo de la OTAN sobre Yugoslavia en 1999; intervención en Libia con la operación Unified Protector en 2011; la misión ISAF en Afganistán; la misión contra la piratería en el Índico Sea Guardian; misión de apoyo a Irak en 2014…
La OTAN activó la NFR, Respuesta de Acción Rápida, cuyo origen fue, precisamente, dar una respuesta ante una escalada bélica rusa. La SNMG2 de la OTAN en el Mediterráneo en alerta , y la sexta flota estadounidense al completo se incluyó bajo mando de la OTAN.
La Alianza ha reforzado sistemáticamente su frontera y posiciones en el este con miles de efectivos desde que se iniciaron las hostilidades y tras los sucesos de las explosiones en el Nordstream 2 también se ha reforzado la vigilancia en el Báltico.
Polonia, un de los pocos miembros de la Alianza y de la UE que asumió la contribución del 2% del PIB en Defensa que recomendaba la OTAN pidió su ayuda por el motivo de la celebración de las maniobras militares conjuntas entre Rusia y Bielorrusia antes del conflicto.
Con la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN, las fronteras de la Alianza con Rusia se duplicarán y por tanto las acciones, escenario, y evolución del conflicto necesariamente ha de cambiar, si es que realmente la razón por la que Putin inició esta guerra era la posibilidad de ingreso de Ucrania en la OTAN.
El impacto de misiles de origen ruso en Polonia puso en alerta al mundo ante el temor de una respuesta de la OTAN tras la activación por parte de Polonia del ya más que famoso artículo 5. No fue así, pero este hecho no hace más que constatar que tarde o temprano alguien tendrá que asegurar vías de evacuación; en algún momento alguien, tarde o temprano, tendrá que asegurar una zona de exclusión aérea; y alguien en algún momento, tarde o temprano tendrá que asegurar los puertos y vías de comunicación marítimas en el Báltico y mar Negro y la única organización capaz de hacer todo esto hoy por hoy es la OTAN.
Que la OTAN puede intervenir sin que Ucrania sea un país miembro ya se ha visto.
La cumbre de la OTAN en Madrid el verano de 2022 protagonizó el anuncio del nuevo concepto estratégico adoptado por la Alianza y la constatación de que la Federación Rusa ha dejado de ser un socio fiable de la OTAN.
«Nuestro nuevo Concepto Estratégico reafirma que el principal objetivo de la OTAN es garantizar nuestra defensa colectiva, basándose en un planteamiento de 360 grados. Define las tres tareas principales de la Alianza: disuasión y defensa; prevención y gestión de crisis; y seguridad cooperativa. Subrayamos la necesidad de reforzar significativamente nuestra disuasión y defensa como columna vertebral de nuestro compromiso del Artículo 5 de defendernos mutuamente».
La OTAN acusa a Rusia de quebrantar la paz; alterar el entorno de seguridad; invadir a un país soberano de manera ilegal y brutal; de violación reiterada del derecho internacional humanitario y no puede, la OTAN “descartar la posibilidad de un ataque contra la soberanía y la integridad territorial de los Aliados […] Las amenazas a las que nos enfrentamos son globales y están interconectadas”.
La OTAN señala a Rusia, no solo como su principal amenaza, sino también como potencia agresora de la Alianza. En su punto 8 de los Strategic Enviroment del nuevo Concepto Estratégico 360º dice: “utiliza medios convencionales, cibernéticos e híbridos contra nosotros y nuestros socios” y señala en este mismo punto que uno de los objetivos de Rusia en esta guerra es la desestabilización de los aliados del este y sur europeos, modernizando sus fuerzas nucleares y uso de “amenazas nucleares coercitivas”.
La filtración de documentos confidenciales de la OTAN, supuestamente desde el Pentágono por vía de un soldado del Ejército del Aire estadounidense, afirmaban que tropas de élite de la OTAN estarían operando desde territorio ucraniano. De nuevo una situación híbrida, de cuyas repercusiones, Rusia siempre sale bien parada. Al margen de todo el ruido que pueden generar estos anuncios, lo cierto es que Ucrania está recibiendo ya carros y vehículos de combate, lo que supone la antesala para recibir cazas de sus aliados. Decir que la OTAN no está implicada al cien por cien en este conflicto no deja de ser un eufemismo.
Tras la cumbre de Madrid, la OTAN deberá priorizar medidas de gestión de crisis para un 2030, asumir una Europa remilitarizada, gestionar la postguerra en Ucrania. Alguien deberá asegurar más pronto que tarde zonas de exclusión aérea, vías de evacuación, zonas marítimas seguras, actividades de desminado…
Escribía para Infodefensa que la antesala de la guerra de Ucrania recordaba a una vieja viñeta, que en clave de humor ácido dibujaba a unos guardias encarcelando a un preso. La celda, bien asegurada en su puerta principal con doble cerrojo y vigilancia permanente de guardias armados, tiene una puerta trasera con un cartel en el que se podía leer: “prohibido pasar”. A la mañana siguiente el preso no está y todo el mundo se lleva las manos a la cabeza, ¡cómo es posible!
Maniobras rusas en Bielorrusia (no hace falta recordar cómo empezaron los acontecimientos que acabaron con la anexión de Crimea en 2014), el amago de escalada bélica en la frontera de Bielorrusia con Polonia, imágenes por satélite que advertían de la gran cantidad de tropas rusas a lo largo de toda la frontera este de Ucrania, cientos de miles y que iban en aumento, inusual tráfico marítimo de la marina rusa en el Mediterráneo, Tartús en Siria, Georgia, Azerbaiyán…
¡Y de repente el preso no está! Hagamos un ejercicio de retrospectiva. La Unión Europea nunca se destacó por hacer esfuerzos vinculados a la Defensa, por mostrar un talante en cierto modo beligerante ante los posibles agresores, por hacer inversiones en el ámbito militar. Desde 2014, a colación de la cumbre de Gales de la OTAN, el discurso de la autonomía estratégica recoge cierto impulso dialéctico, pero no tiene mayor recorrido. Europa, es decir, la Unión Europea quiere una defensa europea, para los europeos y desde Europa, pero no quiere pagarla, no quiere alterar la evocación de Arcadia feliz inherente al discurso europeísta, pese a tener las fronteras que la rodean patas arriba. El norte de África, la trágica pérdida de vidas humanas en el Mediterráneo, Siria, el Sahel, el este de Europa… el absurdo de todo esto que rozó la inmoralidad fue tener vigente una operación Sophia en el Mediterráneo sin barcos que la atendiera. El duro golpe de la realidad llega cuando uno entiende que la Unión Europea no son los Estados Unidos de Europa.
-Banderas de la UE. Getty Images Pro-
No hay una política de defensa común. No hay objetivos comunes, estrategias comunes, protocolos de actuación comunes, una voz única y real ante la amenaza… La Agencia Europea de la Defensa responde al interés de la Industria de Defensa de algunos países miembros y no al de la Defensa Europea. Los proyectos PESCO se pierden en horizontes temporales a veinte, treinta o cuarenta años, cuando Europa, lo que necesita, es rearmarse ahora.
Uno adquiere conciencia de la insignificancia de la Unión Europea en asuntos de política exterior cuando la insignificancia incluye además la política regional y su, en teoría, área de influencia. Entiéndase en tono ácido que la insignificancia en política exterior de la Unión Europea es proporcional al número de veces que se introduce en discursos vacíos términos como autonomía estratégica o poder blando, soft power, (que si uno lo dice en inglés lo elevan a la categoría superior) y que suele ir acompañado del deeply concerned de turno (doble palabro en inglés).
Es en este contexto cuando se suceden los análisis de la mayoría de expertos de lo que ocurre, puede ocurrir u ocurrirá. Un análisis que queda supeditado consciente o inconscientemente a la inherencia evocadora de la Arcadia feliz de una Europa sin guerras en lugar de hacerlo en función de lo posible y lo probable que pudiera pasar.
Cuando la Autonomía Estratégica quiera significar que la Unión Europea deba ser capaz de aunar la capacidad de decidir con la de actuar, progresando con procesos escalables en las tomas de decisiones, entonces, se estará en disposición de atisbar algo parecido a la Autonomía Estratégica. Y cuando Europa, o sea la Union Europea y no cada uno de sus miembros, sino la Union Europea, pueda defender sus intereses de manera autónoma, sus principios y sus valores independientemente de las circunstancias, entonces y solo entonces, se estará en condiciones de hablar de Autonomía Estratégica de verdad.
Como era evidente la irrealidad de la Autonomía Estratégica, el 21 de marzo de 2022, nació un nuevo término, que no por ser nuevo significa que sea alcanzable, es decir, que aporte pragmatismo a la dura realidad de occidente. El término en cuestión es el de: Brújula Estratégica para la Seguridad y Defensa para la Unión Europea que protege a sus ciudadanos, valores e intereses y que contribuye a la Paz y Seguridad Internacional, más conocido como el de Brújula Estratégica.
La Brújula Estratégica, lo que si ha hecho es identificar, aunque sea evidente, la conformación del mundo actual en función de esferas de influencia, identificando la esfera de influencia rusa con el control que hace de facto Rusia con Bielorrusia, tropas rusas en Moldavia, la anexión ilegal de Crimea en 2014, o el conflicto de Georgia de 2008.
No solo eso, sino que lo más interesante de este documento es la identificación de Rusia como actor beligerante principal en acciones desestabilizadoras y guerra Híbrida hacia Europa fundamentalmente pero no necesariamente en Europa. Es decir, y así terminamos ¿Ganando Europa a Rusia en Ucrania, perderá África?