MI LLANTO Y DESAHOGO

La incompetencia del gobierno como norma en la gestión del Covid-19

En la excepcionalidad que estamos viviendo en el mundo en general y en concreto en España, a nadie se le escapa ya que el gobierno de España no ha estado a la altura necesaria para poder abordar con un mínimo de garantías esta crisis sanitaria sin precedentes.

Sin duda la situación es inaudita, difícil y llena de sacrificios, pero hay improvisación y errores, muchos errores y algunos de bulto.

En 2002 tuvo lugar en la provincia china de Cantón el origen de la epidemia del SARS. Una neumonía atípica con una tasa promedio global de mortalidad próxima al 13%. En Canadá y Hong Kong esta tasa alcanzó más del 18%. El SARS fue el primer coronavirus que las personas no familiarizadas con terminología médica o epidemiológica conocimos.

Hubo más de 8.000 casos en todo el mundo y más de 750 muertes. La OMS indicó que este virus puede propagarse por inhalación de pequeñas gotas en suspensión expedidas al toser o estornudar por una persona infectada.

En el 2014 en España tuvimos el caso concreto del ébola. También con improvisación por parte del gobierno, las cifras fueron de tres enfermos repatriados, de los cuales dos murieron, 17 personas aisladas y una única persona contagiada que superó la enfermedad.

Ante la improvisación del gobierno de entonces, la Ministra de Sanidad comparece en la Comisión de Sanidad y asume que pudo haber errores en la gestión e indica que «probablemente no hemos hecho todo bien». No desarrollaremos en este texto el comportamiento de la entonces oposición durante la gestión del gobierno en la crisis del ébola.

El estado de alarma, tampoco en esta crisis es nuevo. En 2010 el presidente Rodríguez Zapatero decretó el estado de alarma debido al caos aeroportuario generado por la negativa de los controladores aéreos a trabajar. Pérez Rubalcaba llegó a decir que el incumplimiento del deber por parte de los controladores podría incurrir en delito de desobediencia tipificado en el Código Penal Militar.

Junto a lo anterior, y sin hacer una cronología exhaustiva, se ofrecen algunas fechas y declaraciones pertinentes para desmontar la excusa de a toro pasado.

El 17 de noviembre tiene lugar en China el primer caso del nuevo coronavirus. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud lo fecha el 8 de diciembre de 2019. El 1 de enero de 2020 ya hay 381 infectados por el nuevo coronavirus, según fuentes chinas.

En febrero los países que reportan algún caso de coronavirus son: China, Tailandia, Japón, Corea del Sur, EE.UU, Taiwan, Macao, Singapur, Vietnam, Francia, Alemania, Emiratos Árabes, Italia, España, Reino Unido, India, Filipinas, Rusia, Suecia, Bélgica, Irán, Israel, Afganistán, Irak, Suiza, Austria, Croacia, Brasil, Noruega, Rumanía, Finlandia, Grecia, Estonia, Pakistán, Macedonia del Norte, Países Bajos, Nigeria, Dinamarca, México, Nueva Zelanda, Islandia, Ecuador, Irlanda, Lituania…

El 22 de enero el viceministro de la Comisión Nacional de Salud de China, Li Bin, indica que el virus se transmite por las vías respiratorias y que «podría mutar y propagarse más fácilmente».

En estas mismas fechas ya no se podía ni entrar ni salir de Wuhan. La ciudad de más de 11 millones de habitantes queda confinada. El 2 de febrero ya había 304 muertos y 14.600 casos confirmados de infección. Se cierra la ciudad china de Wunzhu con 9 millones de habitantes.

A finales de enero se supera la cifra de infectados que produjo el SARS y la OMS insta al mundo entero a actuar. El 30 de enero, la Organización Mundial de la Salud declara la Alerta Sanitaria Global y el ministro de Sanidad español declara que «estamos preparados para afrontar cualquier eventualidad». Hong Kong declara la máxima alerta sanitaria y el 31 de enero Italia instaura el estado de emergencia.

En España, el 12 de febrero se cancela el Mobile World Congress, previsto para finales de febrero, sin embargo, el Ministro de Sanidad carga contra esta medida de los organizadores y subraya que no hay razones de salud pública para la cancelación.

El 23 de febrero Italia se convierte en el tercer foco con más casos de infección fuera de China y Corea, mientras en España Fernando Simón declara que «En España ni hay virus ni se está transmitiendo la enfermedad».

El 26 de febrero, el periódico El País, recoge las palabras de  Pere Godoy, de las que se desprende que la mortalidad del coronavirus es relativamente baja y que no vamos a ver en España hospitales colapsados con miles de enfermos.

La primera semana de marzo la OMS insta al mundo a tomar las medidas que adoptó China para acabar con el coronavirus. A finales de esta semana Italia ordena el confinamiento de 16 millones de personas en el norte del país. España pasa de 50 a 600 casos de infección y de 1 a 17 muertos.

El 9 de febrero España tiene 28 fallecidos, más del doble que el día anterior y en declaraciones de por la mañana, el Ministro de Sanidad indica que no ve necesario cerrar escuelas ni actos multitudinarios. La ministra de Asuntos Exteriores, por su parte, dice que se están haciendo las cosas bien. Italia con 8.000 casos y 463 muertos decide confinar el país.

Del 10 al 15 de marzo y antes del anuncio que anuncia el estado de alarma, cada comunidad autónoma toma sus propias decisiones. El caos ya está instaurado.

En entrevista el 10 de marzo a Bruce Aylward que lidera la misión de expertos de la Organización Mundial de la Salud en China, tiene claro que las medidas que llevaron al éxito de la contención del virus en China fueron:

  • Restricción estricta de movimientos en Wuhan.
  • Cierre de fábricas y reanudación ordenada de la producción.
  • El uso de datos para encontrar cada foco
  • Un tratamiento científico “muy ágil”
  • Construir hospitales especializados en la lucha contra el coronavirus.

El 11 de marzo la OMS declara pandemia global por el coronavirus. a mediados de marzo toda Europa reporta algún caso de coronavirus.

Con todo esto, se pone de manifiesto que la excusa de a toro pasado, no existe. Máxime, si hacemos caso a las últimas declaraciones del ministro Pedro Duque, o a las más recientes en rueda de prensa del Director Adjunto Operativo del Cuerpo Nacional de la Policía, indicando que el gobierno hacía ya dos meses que estaba en la búsqueda de mascarillas, infectado, por cierto, de coronavirus.

El gobierno desoyó e hizo caso omiso de lo que estaba pasando en el mundo. ¿Las razones? que cada uno juzgue, porque el gobierno no va a dar explicaciones.

El 14 de marzo, el gobierno de España declaró el estado de alarma, previo anuncio de que iba a declarar el estado de alarma.

Echando un ojo al Real Decreto que lo desarrolla, en su introducción se puede encontrar lo siguiente:

«La rapidez en la evolución de los hechos, a escala nacional e internacional, requiere la adopción de medidas inmediatas y eficaces para hacer frente a esta coyuntura».

En los párrafos introductorios al Real Decreto se puede seguir leyendo lo siguiente:

«las medidas previstas en la presente norma se encuadran en la acción decidida del Gobierno para proteger la salud y seguridad de los ciudadanos, contener la progresión de la enfermedad y reforzar el sistema de salud pública. Las medidas temporales de carácter extraordinario que ya se han adoptado por todos los niveles de gobierno deben ahora intensificarse sin demora para prevenir y contener el virus y mitigar el impacto sanitario, social y económico».

El artículo cuarto indica que la autoridad competente durante el estado de alarma será el gobierno quien podrá tomar las medidas que estime necesarias para combatir la situación de excepcionalidad. En el punto 2 de dicho artículo el presidente de gobierno delega las funciones a las que hace referencia el Real Decreto a una serie de «autoridades competentes delegadas, en sus respectivas áreas de responsabilidad». A saber:

  • La Ministra de Defensa.
  • El Ministro de Interior.
  • El Ministro de Transportes, movilidad y Agencia Urbana.
  • El Ministro de Sanidad.

Además, en las áreas de responsabilidad cuya competencia no sea de ninguna cartera ministerial de las nombradas anteriormente, la autoridad competente será el Ministro de Sanidad.

No acaba aquí este artículo, y en su punto cuatro, indica que queda activado el Comité de situación de Seguridad Nacional como «órgano de apoyo al Gobierno en su condición de autoridad competente».

Si nos adelantamos hasta el artículo 12, el Real Decreto nos dice:

«Todas las autoridades civiles sanitarias de las administraciones públicas del territorio nacional, así como los demás funcionarios y trabajadores al servicio de las mismas, quedarán bajo las órdenes directas del Ministro de Sanidad en cuanto sea necesario para la protección de personas, bienes y lugares, pudiendo imponerles servicios extraordinarios por su duración o por su naturaleza».

En el punto dos de este artículo se indica que las comunidades autónomas mantienen la gestión bajo la autoridad competente, es decir la del Presidente de Gobierno de España que ha delegado a su vez en una cuaterna de ministros y para todo lo inespecífico de dichas carteras se encargará el Ministro de Sanidad, como ya hemos indicado.

En el artículo 13 de este Real Decreto se da competencias al Ministro de Sanidad para el aseguramiento del suministro de bienes y servicios necesarios para la protección de la salud pública. Puede:

  1. impartir las órdenes necesarias para asegurar el abastecimiento del mercado […]
  2. Intervenir y ocupar transitoriamente industrias, fábricas, talleres, explotaciones o locales de cualquier naturaleza […].
  3. Practicar requisas temporales de todo tipo de bienes e imponer prestaciones personales obligatorias en aquellos casos en que resulte necesario para la adecuada protección de la salud pública […].

Las negritas son mías para indicar lo que debería hacer el gobierno según su Real Decreto y que no está haciendo: medidas inmediatas y eficaces; acción decidida del gobierno; la autoridad competente será el Ministro de Sanidad y la más importante: intervenir y ocupar transitoriamente industrias, fábricas, talleres, explotaciones o locales de cualquier naturaleza.

No creo que haga falta analizar el texto de la prórroga del estado de alarma, llegaríamos a las mismas conclusiones: la improvisación como norma.

De entre todas las improvisaciones que está haciendo el gobierno, de entre todas ellas, solo me voy a fijar en una y es en la falta de respuesta que está dando al grito desgarrador de los sanitarios ante la escasez de equipos de protección.

Tres semanas después de la declaración del estado de alarma, el gobierno, que claudicó en su responsabilidad, dejando hacer en materia de compra de equipos de protección a cada Autonomía lo que estimen oportuno, sigue dando la misma respuesta: el mercado está desbordado. Recordemos el Real Decreto del estado de alarma: medidas inmediatas y eficaces.

Cincuenta gobiernos provinciales. Diecisiete Comunidades Autonómas y dos Ciudades Autónomas con sus respectivos parlamentos. El gobierno de la nación, con veintidós ministerios y cuatro vicepresidencias, el más numeroso desde la primera legislatura de Adolfo Suárez. El Congreso de los diputados y el Senado. Sin mencionar delegaciones de gobierno, defensores del pueblo, sindicatos, patronales, agentes sociales, y, por supuesto, gabinetes y asesores que se me antoja serán centenares, sino miles.

¿No hay en ningún cajón de todos estos dirigentes y asesores un protocolo de actuación frente a pandemias? En lugar de que el vicepresidente (no sé qué número de vicepresidencia le toca) amenace con incautar la riqueza del país, ¿por qué no exigir a la industria que actúe para la fabricación de estos equipos? No hay que salirse ni una coma del Real Decreto para aplicar esta medida.

En España hay fábricas aeronáuticas, de automoción, de electrodomésticos, manufacturera de todo tipo, textil, tecnológicas, de comunicaciones, satelitales… la mayoría con capacidad de fabricación aditiva por ejemplo, ¿por qué no intervenir para que hagan, todos a una, respiradores, mascarillas, equipos de protección individual, …?

No encuentro razón alguna para que el gobierno no adopte esta medida, incluida en el Real Decreto, mientras deja a los autónomos en la estacada. Mientras anuncia el anuncio de medidas más restrictivas de confinamiento, las anuncia y cuando ve que la improvisación es una locura, aprueba una moratoria de esa medida, para luego rehacer la lista de qué trabajos son esenciales y cuáles no.

No encuentro razón alguna para que el gobierno no adopte esta medida, incluida en el Real Decreto, cuando entre las medidas para luchar contra el coronavirus introduce el gobierno de manera sibilina el blindaje de la presencia de Iglesias en la comisión del CNI.

No encuentro razón alguna para no aplicar esta medida, incluida en el Real Decreto, cuando con sus gestos el gobierno, saltándose las cuarentenas, con prioridad para no una sino acceso a dos pruebas de test para confirmar y reconfirmar la infección por coronavirus, pide a los españoles que no nos saltemos esa cuarentena.

No encuentro razón alguna para que no se adopte esta medida, incluida en el Real Decreto, cuando además no hay ningún plan de adelgazamiento de un gobierno de 22 ministerios, parlamento y senado y por supuesto de bajada de sueldos por parte de sus señorías, mientras el vicepresidente Iglesias, insinúa la potestad que tiene el gobierno de incautar la riqueza del país a favor del interés nacional.

No encuentro razón alguna para no adoptar esta medida, incluida en el Real Decreto, cuando además el gobierno compró una cifra indeterminada (cada día la cifra es diferente) de test para la detección del coronavirus defectuosos.

No encuentro razón alguna para no adoptar esta medida, incluida en el Real Decreto, cuando los primeros aviones con material de ayuda están llegando tres semanas después y con cuentagotas. Recordemos,medidas inmediatas y eficaces, dice el Real Decreto.

No encuentro razón alguna para adoptar esta medida, incluida en el Real Decreto, cuando día tras día durante una semana ya, nos están anunciando la llegada del pico de la curva (algún día llegará, evidentemente) y mientras tanto la gente muere.

No encuentro razón alguna para adoptar esta medida, incluida en el Real Decreto, cuando Europa, como siempre, una vez más no existe, y países como Bélgica o Países Bajos prefieren dejar morir a sus mayores que hacer lo posible e imposible por salvarlos.

La sociedad responde, el sector privado responde, los autónomos son lapidados por el Gobierno, todos están a la altura, no así el gobierno que no es capaz de materializar  las necesidades que le exigen los sanitarios, su única respuesta: que el mercado está desbordado.

No podemos esperar a resolver la escasez de equipos de protección con el altruismo voluntarioso individual o colectivo, de particulares o de empresa. Francamente, yo tampoco espero ya liderazgo alguno de este gobierno ¿y después? Después quedará todo igual o lo que es lo mismo, peor.

¡Qué Dios nos asista! porque ni el Gobierno ni Europa lo van a hacer.

– Fin –

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