Preponderancia del ámbito marítimo en el Interés Nacional; recursos energéticos e importancia creciente de los asuntos medioambientales
En un mundo globalizado las responsabilidades de los gobiernos se difuminan cada vez más con cada nuevo tratado firmado, con cada nueva disposición de cada nuevo ente supranacional, con cada nueva obligación de cada nueva organización.
Pero hay una responsabilidad, que con la perspectiva de un mundo globalizado la hace sin duda más compleja, que un gobierno no puede delegar y es la defensa y seguridad de los ciudadanos y por lo tanto la defensa de unos intereses propios que garanticen nuestra supervivencia. Intereses nacionales que hoy van más allá de la defensa territorial y que necesariamente son interdependientes.
Además de garantizar la supervivencia, el mantenimiento de la paz, la libertad, la prosperidad y la estabilidad de las que goza España; su cultura y sus tradiciones, sus lenguas y sus instituciones son objeto de preservación, misión ésta privilegiada de la Defensa al igual que garantizar la independencia de nuestros valores y de nuestra forma de vida. En definitiva se trata de garantizar nuestros derechos, nuestros bienes y nuestros intereses allí donde se encuentran.
España encuentra la protección de sus intereses en la acción exterior y en la Defensa.
Dentro de los intereses nacionales existen algunos de particular trascendencia cuya salvaguarda merece, si llega el caso, un esfuerzo en la defensa: son intereses nacionales de seguridad.
La acción de las Fuerzas Armadas en el exterior contribuye positivamente al aseguramiento del Interés Nacional. De una manera directa, la acción de las Fuerzas Armadas facilita la extinción de focos generadores de conflictos y asegura la estabilidad y el mantenimiento de los intereses nacionales. De una manera indirecta, el mantenimiento de una estabilidad internacional generada previamente, contagia su influencia a otros campos, como por ejemplo, el cultural, el económico o el social.
Ligando con lo anterior hay tres ámbitos geopolíticos de vital importancia para España como se ha venido demostrando a lo largo de toda la historia y que en la actualidad siguen vigentes tanto o más que en el pasado: la proyección europea, el vínculo atlántico y el Mediterráneo.
La proyección de poder de España en el pasado, hoy da paso a una vocación de permanencia y reconocimiento de una influencia positiva que busca una reciprocidad capaz de garantizar la estabilidad de los intereses patrios.
La protección de los intereses nacionales de seguridad es una importante responsabilidad del gobierno. La decisión política de identificar un interés nacional de seguridad en una situación determinada y la valoración de su importancia en relación con otros intereses calibrarán el esfuerzo que se debe hacer en su salvaguarda.
El libro blanco de la Defensa dice:
“España, como toda nación, tiene sus propios intereses nacionales que son valores y bienes inmateriales que constituyen sus aspiraciones básicas en el orden internacional y el fundamento del bienestar y la prosperidad de los españoles”.
Es el gobierno quien decide la línea de actuación más conveniente en la protección de los intereses nacionales, no obstante sería bueno no encuadrarlos en categorías más allá de las obvias para evitar preestablecer la respuesta antes que el interés o incluso crear intereses predispuestos a partir de un entorno establecido de antemano.
Siguiendo con el argumentario anterior, Rousseau decía:
“Cuando los intereses individuales se hacen sentir o bien determinados y reducidos grupos influencian la acción del Estado, entonces el interés común sufrirá un cambio peor”.
Y es que llegados a este punto es importante no caer en lo que se denomina como wishful thinking, es decir, la identificación de intereses propios o de ciertas élites sociales como los intereses verdaderos del estado y es que aquí la clave es la percepción de la realidad.
El esfuerzo necesario para una percepción correcta de la realidad se puede encauzar a partir de:
- La contextualización.
- La adopción de objetivos y planes, si son razonables y merece la pena el esfuerzo.
- Monitorización de procesos.
Los intereses nacionales de seguridad pueden ser:
Intereses vitales
“Los intereses vitales son aquellos que España está dispuesta a proteger y llegado el caso a defender ante cualquier riesgo o amenaza por afectar a su supervivencia como nación. Su defensa es por tanto, irrenunciable y exige subordinar a ella la de cualquier otro interés.
Los intereses vitales son, en realidad, los elementos constitutivos del Estado que deben preservarse de cualquier agresión: el territorio peninsular y extrapeninsular con sus accesos aéreos y marítimos, la población, el ordenamiento constitucional, la soberanía y la independencia”.
Intereses estratégicos
“Son los que aportan seguridad a nuestro entorno y cuya protección contribuye decisivamente a la defensa de los intereses vitales. Destacan los que se derivan de la situación geográfica y condición marítima de España”.
Las diferentes vías de comunicación: marítimas, aéreas y terrestres. Y la muy dependencia de España del exterior en cuanto a recursos energéticos y en materias primas.
Se podría hacer una tercera división en cuanto a la clasificación de los intereses nacionales y englobar en Otros intereses nacionales los relacionados con la posición que ocupa España en la comunidad internacional; intereses culturales; históricos; ayuda humanitaria…
La península Ibérica ocupa se encuentra en una posición estratégica como puente entre Europa y el Norte de África y como puerta hacia el Atlántico e Iberoamérica.
Canarias, Ceuta y Melilla son especialmente importantes a la hora de definir los intereses nacionales.
Debido a la situación geográfica de España las relaciones con Reino Unido, Francia, Portugal y Marruecos para con nuestros intereses nacionales son muy importantes.
Las relaciones con Francia y Portugal son de estrecha colaboración, principalmente en la lucha contra el terrorismo. Con Reino Unido, las relaciones son necesariamente diferentes por las disputas territoriales como lo es la anexión de los británicos del peñón de Gibraltar. Igual pasa con Marruecos y sus reivindicaciones con Ceuta, Melilla y el archipiélago canario. Con la salida del Reino Unido de la Unión Europea las relaciones en esta materia entre Marruecos y Reino Unido no deberían ser muy distintas, así que, en cuanto a las disputas territoriales entre unos y otros pueden alcanzar nuevos niveles de consenso o por el contrario nuevas cotas de tensión.
Desde una perspectiva geopolítica, los intereses nacionales pasan por garantizar el control de las fuentes de recursos de abastecimiento: alimentos, materias primas, fuentes energéticas y sus rutas de aprovisionamiento.
En el año 2009, España dependía de importaciones energéticas en más de un 77% del consumo de energía primaria. Los hidrocarburos representan más del 72% del consumo, de los cuales el nivel de dependencia exterior era del 99,8%.
El grado de dependencia que tiene España del exterior y el hecho claro de que España es una península, archipiélagos y ciudades autónomas en otro continente hace que el concepto marítimo en todas sus acepciones cobre máximo protagonismo y por lo tanto también su Armada.
España es el país continental de Europa, excluyendo a Rusia, con más kilómetros de costa, aumentando su responsabilidad marítima con la creación y entrada en vigor de las zonas económicas exclusivas que extienden el control del país ribereño a 200 millas de la costa.
La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, CONVEMAR, fue aprobada en 1982 en Nueva York después de nueve años de trabajo y que entró en vigor en noviembre de 1994.
Entre otras cosas se dice que el estado ribereño tiene “derechos de soberanía para los fines de exploración y explotación, conservación y administración de los recursos naturales, tanto vivos como no vivos de las aguas suprayacentes al lecho y del lecho y el subsuelo del mar y con respecto a otras actividades con miras a la exploración y explotación económica de la zona, tal como la producción de energía derivada del agua de las corrientes y el viento”.
La Armada ocupa o debe ocupar un papel fundamental en la seguridad de los intereses nacionales porque como ya hemos dicho, el mar es protagonista destacado en la defensa de los intereses nacionales.
España tiene 6000 km de costa; el 85% de las mercancías importadas por España llegan a través de puertos nacionales y el 60% de las exportaciones también se realizan por mar. Por volumen de tráfico de mercancías destacan los puertos de Algeciras, Barcelona, Valencia, Bilbao, Tarragona, Cartagena, Las Palmas, Huelva, Gijón y Santa Cruz de Tenerife.
Ante la obviedad de recordar el carácter peninsular de España, enfatizar la importancia del estrecho de Gibraltar, único canal de comunicación marítima entre el Mediterráneo y el Atlántico, esto es, entre Europa, América, norte de África y Oriente Próximo. Que junto con el canal de Suez es la vía marítima natural de comunicación de Europa con el Índico y Asia. Por el estrecho de Gibraltar pasan 82000 buques todos los años siendo uno de los estrechos más transitados del mundo y de los más importantes sino el que más geoestratégicamente hablando.
La flota pesquera española es la mayor de Europa en tonelaje y la tercera en número de barcos por detrás de Grecia e Italia.
La flota pesquera española cuenta con alrededor de 9500 barcos de los cuales 5500 faenan en el Cantábrico y noroeste español; 2700 en el Mediterráneo; alrededor de 800 en las islas Canarias. Unos 136 barcos faenan en aguas no españolas de la Unión Europea y 221 barcos en caladeros internacionales.
Hay que destacar Galicia como la comunidad autónoma con mayor número de barcos destinados a la pesca, alrededor de 4700 y Vigo como el puerto europeo que más pescado fresco recibe de toda Europa.
El 30% de la población pesquera de la UE se encuentra en España y que España es el primer productor industrial de la UE en productos de pesca.
Va quedando clara la importancia del aseguramiento del mar para los intereses nacionales.
La pesca ilegal, la competencia desleal de terceros países y los posibles conflictos en diferentes caladeros como la “crisis del fletán” que enfrentaron a España y Canadá, hacen que la Armada sea vital y ocupe un papel preponderante en la consecución de los intereses nacionales.
En cuanto a los recursos energéticos, el mantenimiento de la seguridad de las vías marítimas de comunicación, son como se imaginan, fundamentales.
El 100% del gas natural licuado (GNL) proviene del exterior, el 60% en barco y el 40% restante se transporta por gaseoducto desde Argelia atravesando el mar. Del transportado en barco, alrededor del 20% llega de Nigeria, un 18% de Oriente Medio, 9% de Noruega y alrededor de otro 9% de Trinidad y Tobago.
Hay 386 barcos metaneros en todo el mundo de los cuales, 286 pasan por España. Para hacernos una idea aproximada, un metanero puede llevar una carga de unos 30 millones de euros y suministrar energía durante un mes a una ciudad como Bilbao. Por no decir nada de la importancia que tiene el GNL para la industria criogénica y de los más de 65 ciclos combinados que hay en España o decir también que es la principal fuente de energía para la propulsión marítima.
En el año 2010, un tercio de la importación de crudo tenía origen en Oriente Medio, más del 25% en África, el 13% en América Central y Caribe y aproximadamente un 12,7% en Rusia.
En España hay 10 refinerías de petróleo y 6 plantas de GNL. Todas en el litoral excepto la de Puertollano. Las principales rutas marítimas internacionales que transportan crudo y sus derivados conectan con los puertos españoles donde hay refinerías y plantas de GNL: Barcelona, Bilbao, Cartagena, Castellón, La Coruña, Huelva, Mugardos, Sagunto, San Roque, Tarragona y Tenerife.
Además del petróleo y el gas, hay que considerar numerosas materias primas que Europa necesita. Del magnesio Europa importa el 100%; el 89% del aluminio o el 80% del hierro por nombrar sólo algunos.
El aseguramiento de los intereses nacionales no sólo está en la defensa y el mantenimiento de la seguridad de las vías marítimas de comunicación, están también en evitar riesgos y situaciones de conflicto fuera de nuestras fronteras.
La guerra acaecida entre Irán e Irak en la década de los 80 del pasado siglo, supuso que 289 petroleros no pudieran realizar su ruta tras el riesgo del cierre del estrecho de Ormuz (la mayor ruta del petróleo).
La interacción con otros estados y la presencia exterior para hacer posible la cooperación internacional en defensa de la estabilidad y la seguridad conlleva la evolución del despliegue diplomático, nuevas capacidades militares y de las fuerzas de seguridad del estado. La primera línea de defensa de nuestros intereses se encuentra en el exterior.
Por otra parte, es necesario adaptar las capacidades de las fuerzas armadas y las fuerzas de seguridad del estado al nuevo tipo de misiones necesarias para proteger los intereses de seguridad nacional, principalmente en acciones conjuntas con socios y aliados que comparten las mismas preocupaciones aunque ello implique una proyección exterior de la fuerza, teniendo en cuenta siempre, no delegar toda la responsabilidad de la defensa de nuestros intereses a terceros.
Combatir la piratería. En el océano Índico la presencia de piratas fue tal que se necesitaron dos misiones, una de la OTAN y otra de la UE para poder acabar con ellos y en la que la presencia destacada de la Armada española fue imprescindible para garantizar la seguridad de nuestros intereses.
Desde el 2013 hasta ahora no se ha perpetrado ningún ataque pirata con éxito en las proximidades de Somalia. Sin embargo el problema de la piratería no está resuelto ni mucho menos.
Históricamente el epicentro de la piratería ha estado en Asia, en el mar de China, concretamente en el estrecho de Malaca situado entre Indonesia y Malasia por donde transitan 50000 navíos al año y más de 10 millones de barriles de crudo anualmente.
Sin embargo la piratería ha proliferado de manera alarmante en África, no sólo en el Cuerno de África, sino también en lugares como el golfo de Guinea muy importante para los intereses españoles. Esto se debe especialmente al debilitamiento de los poderes centrales de los países africanos, a la situación económica y al incremento del tráfico de drogas y armas.
No sólo los actos de piratería, sino también el crimen organizado, la explotación de recursos ilegales, el riesgo de actividades en zonas protegidas… todo esto ataca directamente a los intereses nacionales.
Acrecentar una conciencia global de lo que supone el mar para los intereses nacionales es vital para el éxito de su aseguramiento.
Entre los otros intereses nacionales, al margen de los vitales y estratégicos se encuentran los culturales, los de medioambiente… El 42% de los pecios marinos han sido destrozados por la pesca de arrastre y en cuanto a los daños medioambientales las consecuencias del desastre marítimo del Prestige necesitaron del 60% del presupuesto de defensa para limpiar dicho desastre.
La inclusión de los problemas medioambientales deberían ser tratados como problemas de primera magnitud y ser incluidos en el cómputo de los intereses nacionales estratégicos, si no lo están ya. No sólo la vigilancia marítima para evitar accidentes como el ocurrido con el Prestige, sino por el hecho de que si son tomados en serio hasta el punto de necesitar la creación de unidades militares específicas para combatir los problemas medioambientales como es el caso de la Unidad Militar de Emergencias (UME) incentivada por el trágico incendio de Guadalajara en el año 2005, debería entonces gozar de un estatus de primer orden.
Si se ha hablado de materias primas, fuentes energéticas y recursos naturales como intereses principales, el medioambiente, intrínsecamente relacionado con ellos no debería quedar atrás pues vivimos en la antesala de un mundo que conocerá un Polo Norte navegable.
Como resumen de los intereses nacionales españoles y su defensa, la referencia de la Revisión Estratégica de Defensa:
“España, en tanto que nación soberana, defiende unos intereses que son vitales para su supervivencia como son la: soberanía, la independencia, la integridad territorial y el ordenamiento constitucional de España. Así mismo, considera vital, asegurar la libertad, la vida y la prosperidad de los españoles”.