DE LA GEOPOLÍTICA Y ESTRATEGIA MUNDIAL; ACTUALIDAD ASIA-PACÍFICO; LA DIVERGENCIA QUE SUPONE COREA DEL NORTE PARA LOS INTERESES DE CHINA
Después de las guerras napoleónicas, Gran Bretaña se convirtió en la mayor potencia mundial durante más de un siglo. En 1947, Ernest Bevin, ministro de Asuntos Exteriores en las horas bajas del imperio británico se sintió obligado a decirle a su homólogo estadounidense:
“Estados Unidos es el primer acreedor mundial y como tal debe tomar la iniciativa a la hora de crear el nuevo orden”.
H. J. Mackinder dijo en 1904 que si una potencia consiguiera gobernar el espacio euroasiático, dominaría el mundo. Varias décadas después, Brzezinski, antiguo consejero del presidente estadounidense Bush padre dijo:
“Eurasia sigue siendo el tablero sobre el que se desarrolla el combate por el control mundial”.
Hoy, China es el mayor acreedor mundial y está donde estaba EE.UU en 1947 y se verá arrastrada a ejercer un liderazgo no sólo por méritos propios sino también por una parálisis occidental que se tercia más hacia una incompetencia política incapaz de asumir ningún tipo de liderazgo.
La organización de Cooperación de Shanghai es la encargada de liderar la estabilidad en Asia Central, integrada por todos los estados centroasiáticos (excepto Turkmenistán) y liderada a su vez por China y Rusia.
Los intereses en esta región convergen todos en el ámbito de la geopolítica energética y la estabilidad regional. Las amenazas que hay que atajar son el terrorismo, el separatismo y el extremismo religioso, así como el tráfico de armas y de drogas. A todo esto se le une la obviedad de evitar que el corazón de Asia esté dominado por EE.UU aprovechando lo que puede ser una alianza energética creciente y estable entre EE.UU y la India.
EE.UU fue la potencia hegemónica que garantizó la estabilidad mundial y que en la actualidad no es capaz de hacerlo.
China debe asumir ese papel preponderante. Paradójicamente, el que fue autor en China de las políticas de “ascenso pacífico” Zhen Bijiam promueve que para que China asuma esta nueva condición en el orbe mundial debe profundizar en una política de convergencia de intereses con otros actores mundiales. Cuando haya una acumulación de intereses convergentes, habrá una base sólida para tener intereses comunes. Esos “intereses convergentes” no pueden ser otros que los bienes públicos mundiales del siglo XXI.
Mientras EE.UU se desgastaba en Oriente Medio y Europa se ahoga en su burocracia y problemas internos, China emergía como potencia regional primero y ahora lo hace como superpotencia mundial.
Y con este nuevo panorama, con estos nuevos intereses en el horizonte chino, Corea del Norte es un obstáculo que más pronto que tarde habrá que solventar.
La República Popular Democrática de Corea, Corea del Norte, que ni es república, ni democrática ni popular, nunca fue solución de nada para China y sin embargo hace tiempo que empezó a ser un problema cada vez más evidente para los chinos. A parte de ciertas similitudes en los nombres oficiales de ambos países no comparten ni siquiera una misma visión sobre el comunismo.
El cesarismo casi divino, sin el casi, sobre la figura del joven líder Kim Jong-Un como la de su padre, presidente eterno de Corea del Norte, crean problemas a escala regional de índole muy estrambótica.
Más serias son las provocaciones, cada vez más peligrosas, que propicia el régimen con demostraciones bélicas y amenazas que perturban de manera sistemática ya no sólo la frágil estabilidad regional sino que también es motivo de preocupación creciente en la comunidad internacional; por no decir nada del estado en el que se encuentra su maltratada población.
No parece que China quiera despistarse de sus nuevas obligaciones ni Japón quiera ponerse nervioso con las demostraciones misilísticas de Corea del Norte en el mar del Japón, habiendo como hay, disputas de mayor calado de índole energético como son los recursos del mar del Japón. Pero si en algún momento China se despista y Japón se pone nervioso, habrá problemas que dejarán de ser regionales para convertirse en un asunto global.
Nadie quiere iniciar un conflicto en Corea cuando la zona goza de estabilidad económica y de recursos energéticos por explotar: hidrocarburos, oro, uranio,… A la vez que existe un paulatino agotamiento de las reservas del mar del Norte y de EE.UU. Nadie quiere iniciar un conflicto cuando las “cosas van bien” ¿y a Corea, le interesaría iniciar un conflicto? Estaría anunciando al mundo que las “cosas no van bien” y tampoco eso le interesa, dejaría de jugar el papel de víctima oprimida por occidente y eso no le conviene, a no ser que empiece a ver un cuestionamiento interno, poco probable, sobre el líder divino.
Y sin embargo parece que la guerra llegará más pronto que tarde y quizá sea por interés de China.
Cuando la economía de la zona asiática se resienta, cuando las “cosas” ya no vayan tan bien y sin embargo las grandes potencias asiáticas sigan teniendo necesidad de crecer, todo lo que esté entre China, Rusia, y la India será susceptible de conflicto y en esa hipotética situación de conflicto ¿Puede China ejercer la tutela paternal que sistemáticamente ejerce con Corea del Norte, máxime cuando Corea hace ya algún tiempo que va por libre, siendo más una carga que un socio fiable?
Las pruebas armamentísticas de Corea del Norte son un peligro cada vez más amenazador, por la mayor frecuencia de las mismas, por la desconfianza perturbadora que emana del líder norcoreano y porque la paciencia del mundo libre y del no tan libre empieza a agotarse.
La pregunta no es si habrá conflicto, la pregunta es cuándo. Y los protagonistas llamados a formar parte también parecen tenerlo claro.
No contar con China, es decir, involucrarse en una operación contra Corea del Norte sin el beneplácito de China significa enfrentarse a Asia y enfrentarse a Asia significa luchar contra Rusia y China como bloque. Y de ocurrir eso no estaríamos hablando de resolver el problema coreano, estaríamos hablando de la primera guerra mundial del siglo XXI.
Corea del Norte es un agente desestabilizador del orden mundial. También para China, y como nuevo líder mundial ahora se debe a esos “intereses convergentes” ya mencionados, es decir, bienes públicos mundiales.
Corea del Norte no converge y por su divergencia verá su fin a manos de cualquier potencia pero por interés y con el beneplácito de los republicanos populares, esta vez chinos no coreanos. Y China podrá dedicarse a lo que es, dueña del mundo mientras unos y otros se desgastan, siendo Corea lo que quiera China que sea.
6 Comentarios. Dejar nuevo
Excelente análisis de la situación. Este artículo responde a algunas de las dudas que surgen en los últimos meses a raíz de las provocaciones coreanas y el por qué a la aparente falta de respuesta internacional.
Gracias.
Gracias Pablo. Me pareció oportuno un artículo de este tipo.
Un punto de vista interesante. Gracias por el artículo.
Gracias Corbián!!
Uno de los mejores articulos que he leido sobre este conflicto. La postura «oficial» de China tal y como he leido en la prensa es » .. señores, arreglense ustedes» despues de recibir amenzas de sanciones por parte de Estados Unidos. Gracias por tan interesante articulo
Gracias por tus palabras Ignacio. Tenía ganas de afrontar este temas desde un punto de vista diferente.