PÁTINA DE LIDERAZGO
Cuando uno piensa en el liderazgo, ¿en qué piensa? a mí me llegan valores a la mente como: integridad moral, en pro de hacer siempre lo correcto, legal y moralmente. Lealtad; disciplina; responsabilidad y sentido del deber; confianza; espíritu de sacrificio; afán de superación; inteligencia; iniciativa; visión de futuro; resolución, que implica efectividad; decoro, que representa educación, cortesía y buenas maneras; empatía y valor.
Ahora pienso en los mal llamados líderes políticos de nuestro país, son los máximos dirigentes de sus respectivos partidos políticos, pero no líderes, e intento escudriñar en la figura de cada uno procurando atisbar alguno de los valores que me han venido a la mente al hablar de liderazgo pero…
¿Es la estética de comunicar día tras día diálogo y luego no dialogar? ¿Es la estética de negociar cuando en realidad lo que se quiere es imponer? ¿A lo mejor es la estética de hablar de programas, ideas y proyectos, que en realidad suponen personalismos, puestos e importancia? ¿Se trata de gobernar España, o de sumar sin importar qué ni cómo? sólo veo egoísmos y apariencias. Hablar y no decir nada. Todo se desarrolla en la apariencia de ser y vestir una máscara de liderazgo en lugar de ser piel de líderes.
No hay gobernanza, hay marketing, no hay trabajo duro, hay apariencia, gestos y símbolos, no hay acción ni determinación. Un mar en calma no hace buenos marinos, un mar embravecido determina a los mejores.
¿Son ellos realmente nuestros líderes? la simple duda responde a la pregunta. El silencio corrobora la triste decadencia. Nuevas elecciones que no llevan a nada, mismos dirigentes, al final podrá haber nuevo presidente o nuevas elecciones, pero seguiremos sin un líder.
Los líderes se forjan en el camino no en la meta. El liderazgo en la adversidad construye un destino de esperanza, porque es mejor caerse y levantarse, con heridas, sangrando, llorando, exhausto y sin aliento que no haberse caído nunca, de ello depende el principio que conforma el carácter. Dicen los expertos de la milicia que el auténtico valor se demuestra en la batalla y que nunca la política podrá superarlo. En nuestro país, hasta ahora, nuestros políticos hacen cierta esa afirmación.
En España sabemos olvidar a nuestros héroes, casi siempre por interés de nuestros dirigentes que suelen llegar a la meta sin antes recorrer el camino. Un camino que se inicia sin egos, que lo recorren quienes tienen madera de líderes y que hacen del polvo del camino pátina de liderazgo. Buscando lo más para España y lo menos para ellos, haciendo así, de la senda recorrida, el camino de los héroes.