Tengo el placer de contar en esta ocasión con don Jesús López Mouriz. Suso, como le llamamos los que le conocemos de toda la vida, es veterano de la Armada. Contar con él y con su experiencia en El camino de los héroes ha sido un enorme placer. ¡Qué época! ¡Qué historias!
Suso, ya jubilado, está afincado en la provincia de Barcelona. Sus derroteros le llevaron por el camino de la informática y la empresa privada, pero hubo un tiempo que sirvió en la Marina, en el Dédalo y otros barcos como el Pinzón. Hoy nos cuenta su experiencia en el portaaeronaves de origen americano, su visión de la Cultura de Defensa y el profundo cambio y modernización que la Armada ha tenido y que él mismo ha visto, desde su época de servicio a la actual.
El camino de los héroes. Hola Suso. Encantado de poder contar contigo en El camino de los héroes ¿Qué tal estás?
Suso López. Sabes de sobra que tú y El camino de los héroes podéis contar conmigo siempre. Yo estoy bien, como un motor de ochenta años.
ECH. Eres veterano de la Armada, en tu época, de la Marina. Fuiste radarista del Dédalo. Para los más jóvenes ¿Qué era el Dédalo?
SL. Fui Especialista de la Armada. Al principio pasé unos años un poco perdido (como muchos, creo), pero luego vinieron años muy interesantes porque aprendí lo que era el compañerismo, el repartir lo que tenías con tus compañeros sin esperar nada a cambio y así duraba mucho más la amistad. Fui radarista en el Dédalo (Ex US Cavot) en un pequeño C.I.C (Centro de Información y Combate) que estaba situado en el puente (COT PLOT) y servía de ayuda al Comandante (C.N. Don Francisco Javier de Elizalde y Lainez).
El Dédalo, en un principio, nació como un crucero. Fue durante la Segunda Guerra Mundial (IIGM) que se le puso una cubierta que servía de pista de despegue y aterrizaje para los aviones de la época. Fue uno de los héroes de la IIGM, llegaron a estrellarse en él dos camicaces japoneses que lo tuvieron apartado por algún tiempo del campo de operaciones del Pacífico. Creo que fue un gran barco y que dio como resultado que en España se comenzara la construcción de portaviones más serios y más grandes pero el embrión fue el Dédalo.
ECH. Tú formaste parte de la dotación que fue a EE.UU para haceros cargo ¿Recuerdas la experiencia? ¿Qué nos puedes contar?
SL. Yo estaba recién salido de la escuela de radaristas de Cartagena (CIAF) y la aventura era lo que te movía en ese momento irte a América a buscar un barco. Nos mandaron a San Fernando, Cádiz, para embarcar en el T.A. Aragón. Con anterioridad ya habían ido algunos miembros de la dotación en avión, pero el grueso de los ochocientos (aproximadamente) fuimos en ese transporte y al llegar a Philadelphia nos metieron en una barcaza que más que barcaza era un hotel. Nuestro deporte favorito era darle una patada a un detector de incendios para ver como evolucionaban los bomberos con el camión de dos volantes, esto nos costaba un cuba libre.
ECH. Has dicho que fuiste radarista del Dédalo, para los no iniciados, ¿Qué es eso?
SL. En esa época el radarista era los ojos del puente y sobretodo era el encargado de controlar rumbo y velocidad de los contactos y algo muy importante, si algún contacto(scan) venía a rumbo de colisión(CPA).
El radarista era el encargado de hacer los problemas de cinemática para el lanzamiento de torpedos, recomendar rumbos, entradas en baja visibilidad, etc.
ECH. El Dédalo formó parte de esa época en la que el eslogan era ¡muchacho, la marina te llama! Fueron los inicios del PLANGENAR y por decirlo de algún modo el despegue de la Armada de entonces a una Armada moderna. Esa transformación, vista desde dentro ¿Era evidente? ¿Érais conscientes?
SL. Si es cierto el eslogan de la «Marina te llama» y, en cierto modo, fue un poco un «engaño». No dejaba de ser publicidad, se prometían muchas cosas que por circunstancias que desconozco no se cumplían. Los que estábamos dentro no nos enterábamos de nada. La información que a nosotros nos llegaba a este respecto por parte de los mandos era prácticamente inexistente. En esa época, la jerarquía era fácilmente confundible con la altanería y que muchos también la practicaban. Un poco más de información hubiera venido bien para participar mejor del entusiasmo de ese eslogan.
ECH. Para ti la Armada no era algo nuevo. Tu padre fue músico militar y viviste en la barriada de suboficiales de Marín, un pueblo muy ligado a la Armada ¿Lo mamaste de niño?
SL. Yo de niño lo único que veía era que mi padre iba y venía a las banderas, que se preocupaba mucho de tener los uniformes siempre en perfecto estado de revista y que se pasaba los días practicando con su instrumento. Los fines de semana hacía cañas para el oboe. Ese es el recuerdo que tengo de niño.
ECH. Vives en la provincia de Barcelona y el año pasado, con motivo de la celebración del salón náutico de Barcelona visitaste algunos barcos de la Armada ¿Qué tal la experiencia?
SL. Creo que ya lo comenté alguna vez, hoy en día todo ha cambiado mucho. El trato recibido por el personal militar hacia los civiles, por ejemplo. Eso es algo muy positivo. Pienso que solo falta el servicio militar para que esa unión entre lo militar y lo civil tenga mejores frutos. Mi experiencia fue muy positiva, grandes recuerdos y tengo ganas de repetirla.
ECH. Para El camino de los héroes, los veteranos formáis parte de la Cultura de Defensa ¿Qué es para ti la Cultura de Defensa?
SL. Como digo anteriormente, el servicio militar era una forma de que mucha gente adquiriese ese amor a la Patria y en definitiva a la Defensa. Aquí en Barcelona, yo estoy metido en algunas asociaciones que son amigos de la Armada y es increíble la cantidad de información que manejan, lo mucho que se mueven y claro está, el amor a España está muy presente.
ECH. ¿Crees que las iniciativas de puertas abiertas para visitar buques y unidades, en este caso de la Armada, contribuyen positivamente a la divulgación de la cultura de Defensa, a conocer la institución?
SL. El sistema de puertas abiertas hace que la gente se acerque más a las Fuerzas Armadas, claro que sí, y vean en definitiva que los militares son personas normales que tienen un trabajo un tanto diferente al de los demás, que sus herramientas están dirigidas a defender el país, y que como todo el mundo, tratan de hacer las cosas lo mejor que saben o pueden.
ECH. También juraste bandera, esta vez de civil, hace unos años, en la cubierta del Juan Carlos I. Un barco grande, las comparaciones son odiosas pero… Juan Carlos I o el Dédalo?
SL. El Juan Carlos I es un gran barco del que creo que en España tenemos que estar orgullosos pero los que vivimos la época del Dédalo no nos olvidaremos nunca.
En mi época, hacer una jura de bandera fuera de un cuartel y sin ser militar era impensable. Y esto ahora, sin duda, forma parte de la Cultura de Defensa, la promueve y la difunde, además que es algo muy bonito.
ECH. ¿Crees que la sociedad conoce lo suficiente el valor, esfuerzo y sacrificio que hacen los profesionales de las Fuerzas Armadas hoy y el que habéis hecho antes los veteranos como tú?
SL. No lo desconocen totalmente, pero hay que hacer mucha labor didáctica y muchas jornadas de puertas abiertas para que se mezclen militares y civiles como miembros de una misma sociedad, la española.
ECH. ¿Vamos por el camino correcto?
SL. Queda mucho que hacer pero creo que poco a poco se conseguirá. La divulgación y las iniciativas como la de El camino de los héroes son fundamentales.
ECH. ¡Muchísimas gracias Suso! por haber querido compartir con nosotros esta experiencia, tus recuerdos y tu visión de la Cultura de Defensa. Entre todos hacemos Cultura de Defensa, y ésta es una forma muy bonita de hacerla.