La importancia estratégica de África para España
2,853 kilómetros separan a la ciudad de Madrid de Kiev, capital de Ucrania. El hecho de que puedan parecer muchos o pocos, insuficientes o demasiados, depende de la cantidad de kilómetros con los que los comparemos. Aunque las comparaciones son odiosas, 14 son los kilómetros que separan España de Marruecos, entre la punta de Tarifa y la punta Cires.
Para el público general, es ciertamente más llamativa la guerra en nuestro antiguo continente. Tras la Segunda Guerra Mundial se han dado conflictos bélicos internacionales en Europa, como el conflicto del Alto Karabaj [1] (1988-presente), las guerras de Croacia (1991-1995), Transnistria (1992), Bosnia (1992-1995), Kosovo (1998-1999) o Georgia (2008). Pero sin duda el que más repercusión mediática ha tenido y está teniendo es el actual conflicto en Ucrania, latente desde el año 2014 cuando Rusia invadió Crimea y activo desde la invasión del país del pasado febrero de 2022 — lo que es lícito considerando las repercusiones geopolíticas derivadas de él a nivel global. Aunque cabría preguntarse si parte de ese interés generalizado por seguir los avances de la guerra en Ucrania es consecuencia más o menos directa de la cobertura, detallada y continua, que hacen los medios de comunicación, en comparación con las más escasas noticias que llegan a nosotros sobre otras partes del mundo como África.
Debemos ser conscientes de que los recursos disponibles son limitados. En un escenario estratégicamente ideal, prestar atención al sur no debería ser sinónimo de cerrar los ojos ante lo que ocurre en el este. De hecho, la OTAN adoptó en su Concepto Estratégico de 2022 la noción de “seguridad 360º” para hacer referencia, precisamente, al abandono de las etiquetas de “flanco sur” y “flanco este” hasta entonces utilizadas — con el objetivo de entender la seguridad como un tema integral tanto en temas a tratar como en frentes en los que actuar [2]. Dicho Concepto Estratégico fue formalizado en la Cumbre de la OTAN de Madrid, capital del país europeo que cuenta con dos ciudades autónomas en el norte del territorio africano.
la OTAN adoptó en su Concepto Estratégico de 2022 la noción de “seguridad 360º” para hacer referencia, precisamente, al abandono de las etiquetas de “flanco sur” y “flanco este” hasta entonces utilizadas — con el objetivo de entender la seguridad como un tema integral tanto en temas a tratar como en frentes en los que actuar.
Precisamente, una de las prioridades estratégicas de España durante dicha Cumbre de la OTAN era que Ceuta y Melilla quedasen recogidas dentro de los espacios en los que el famoso “artículo 5” sobre defensa colectiva del Tratado de Washington (1949) es aplicable. La preocupación tiene como base el irredentismo marroquí [3], que mediante la teoría del “Gran Marruecos” reclama, entre otros territorios vecinos, las dos ciudades autónomas españolas y otras plazas de nuestra soberanía en el norte de África. El artículo 6 del Tratado, que indica los territorios en los que aplica el artículo 5, no incluye a Ceuta y Melilla — concretamente, “se considerará ataque armado contra una o varias de [los miembros] el que se produzca […] contra el territorio de cualquiera de [ellos] en Europa o en América del Norte”. Quedaría claro pues que los territorios españoles en África no están amparados por el paraguas de defensa colectiva de la OTAN —algo que sí está explícito para los departamentos franceses de Argelia—, y es por ello que, aprovechando el tirón de la celebración de la Cumbre en Madrid, España deseaba presionar para que la ciudades de Ceuta y Melilla fuesen puestas al mismo nivel que los territorios franceses. El resultado: la OTAN se ha comprometido a defender “cada pulgada de territorio aliado”, pero sigue sin hacerse alusión específica a las dos ciudades. Los más críticos consideran que la presión de España durante la Cumbre fue insuficiente, puesto que los nombres de las dos ciudades autónomas no han quedado plasmadas negro sobre blanco.
Más allá de estas cuestiones territoriales relativas a España, no deja de sorprenderme la cantidad de noticias que escuchamos o leemos a lo largo del día en la era de la infoxicación [4], y el limitado número de ellas relativas a África más allá de los medios más especializados. Además de escasas, las noticias sobre el continente africano suelen estar vinculadas, desafortunadamente, a sucesos migratorios a través del mar Mediterráneo que terminan trágicamente con las vidas de miles de migrantes al año. Curiosamente, poco sabemos de los millones de desplazamientos internos que se producen en África a causa de desastres naturales consecuencia del cambio climático, o debido a la creciente e incesante violencia ejercida por grupos terroristas en zonas como el Sahel, el norte de Nigeria o Somalia. Pero lo cierto es que del mismo modo que existe un conflicto en Ucrania, hay númerosos focos activos en el continente africano.
Ejemplo de ello es el conflicto en Somalia que se prolonga desde 1987 hasta el presente, enfrentando al Gobierno Federal del país —apoyado, por cierto, por España [5]— contra grupos terroristas como al Shabaab, al Qaeda o Daesh, y piratas somalíes. También lo es la guerra del Darfur, desde 2003 hasta hoy día en Sudán, considerada una de las mayores catástrofes humanitarias en todo el mundo y que desencadenó las guerras civiles en los vecinos Chad y República Centroafricana. Algo menos lejos geográficamente podemos encontrar la insurgencia en el Magreb, mediante la que países del norte y occidente de África [6] hacen frente desde hace más de 20 años a la amenaza terrorista de al Qaeda, Daesh y otros grupos que siembran el terror en la convulsa zona. Y no olvidar la guerra civil en Malí tras la revolución tuareg, en la que el país lleva sumido desde 2012 hasta el presente, y donde el liderazgo de Francia como potencia extranjera en el Sahel se ha visto reflejado en la Operación Barkhane desde 2014 hasta su retirada en 2022.
A la lista se añaden otros conflictos bélicos como el de República Democrática del Congo junto a Angola y Zimbabue contra el movimiento M23 (2004-presente), la guerra civil de Sudán del Sur (2013-2020), los enfrentamientos entre Marruecos y el Frente Polisario en el Sáhara Occidental (2020-presente), o la guerra de Tigray entre Etiopía y los rebeldes de dicha región (2020-2022). Recordemos también que en 2011 comenzó la primera guerra civil en Libia, que contó con una muy criticada participación de la OTAN y en la que España se posicionó, junto a otros países occidentales, del lado del Consejo Nacional de Transición contra el entonces presidente Muamar el Gadafi. Sin pretender hacer una lista exhaustiva, esto es parte de lo que ha ocurrido al sur del Mediterráneo tan solo en las últimas décadas.
La Estrategia de Seguridad Nacional de España más reciente, publicada en el año 2021, explica cómo España busca “promover un espacio de seguridad y estabilidad política” en el Magreb y “contribuye a la seguridad de la región con un enfoque basado en la prevención y el desarrollo” en África Subsahariana [7]. Entre los riesgos a la seguridad nacional más vinculados con estas zonas destacan el terrorismo y la radicalización violenta y los flujos migratorios irregulares [8]. Para convertir el continente africano en una prioridad estratégica de España primero se debe promover la cultura de seguridad sobre las diferentes regiones que lo componen; aunque sin limitarse a los aspectos de seguridad y defensa — pues podríamos caer en la equivocación de percibir África únicamente como una amenaza en lugar de como el continente histórica, cultural y socialmente enormemente diverso que realmente es.
Para convertir el continente africano en una prioridad estratégica de España primero se debe promover la cultura de seguridad sobre las diferentes regiones que lo componen; aunque sin limitarse a los aspectos de seguridad y defensa — pues podríamos caer en la equivocación de percibir África únicamente como una amenaza en lugar de como el continente histórica, cultural y socialmente enormemente diverso que realmente es.
Así pues, si en España preocupan el terrorismo yihadista y la migración irregular que pueden tener como origen el territorio africano, entonces deberíamos prestar atención a aquellos conflictos internos que provocan la aparición y consolidación de grupos radicales y que desplazan a grandes cantidades de personas en África. Cabe destacar que las fronteras africanas son muy porosas y permeables, por lo que los movimientos de grupos armados o de migrantes irregulares son continuados. España cuenta con una posición geoestratégica privilegiada como entrada occidental al Mediterráneo, que es a la vez una fuente de vulnerabilidad por los escasos 14 kilómetros con los que el estrecho de Gibraltar separa los continentes europeo y africano. Dos caras de una misma moneda que hacen de España, con la cercanía como denominador común, puerta de entrada de flujos que arriban, como observamos habitualmente, a nuestro país.
Si en España preocupan el terrorismo yihadista y la migración irregular que pueden tener como origen el territorio africano, entonces deberíamos prestar atención a aquellos conflictos internos que provocan la aparición y consolidación de grupos radicales y que desplazan a grandes cantidades de personas en África.
Si en España preocupa el terrorismo yihadista, entonces debemos acercar al ciudadano de a pie cómo la violencia yihadista se está expandiendo desde la región del Sahel hacia los Estados costeros del golfo de Guinea, al mismo tiempo que desciende la presencia occidental en la región. El espacio está siendo parcialmente cubierto por Rusia y el ya famoso grupo Wagner, aunque su grado de intervención es objeto de estudio en estos momentos, pues el ruido mediático que ha generado podría responder más a una estrategia de creación de ruido de Moscú que con la realidad sobre el terreno. Si en España preocupa la migración irregular, entonces debemos explicar al ciudadano de a pie que la mayor proporción de migrantes africanos se mueven dentro del propio continente y apenas un cuarto de ellos opta por desplazarse a Europa arriesgando su vida. En este contexto es extremadamente importante encontrar el equilibrio — como dijo el presidente del Comité Internacional de Rescate David Miliband en una entrevista con Ian Bremmer, presidente de Eurasia Group, «equilibrar la justicia con la humanidad y cumplir las obligaciones legales y morales para con las personas que han sido expulsadas de sus hogares» [9]. Porque lo que no se habla en las noticias, deja de existir para el interés general.
Sin dejar de lado su apoyo a Ucrania en la guerra canalizado vía OTAN, quizás España debería prestar aún más la atención que merecen los acontecimientos que tienen lugar más allá de la otra orilla. Lo que ocurre al sur del Mediterráneo es relevante para España. Trabajemos para convertirlo en una incuestionable prioridad estratégica y de seguridad en nuestro país a los ojos de la población.
1 Técnicamente, países “euroasiáticos” situados entre Europa y Asia. Armenia y Azerbaiyán —junto con Georgia o Rusia— son miembros del Grupo regional de Europa Oriental establecido por parte de las Naciones Unidas.
2 “En un entorno de competencia estratégica, mejoraremos nuestra conciencia y alcance globales para disuadir, defender, rebatir y negar en todos los ámbitos y direcciones, de acuerdo con nuestro enfoque de 360 grados”, artículo 20, página 6.
3 El irredentismo es la actitud política que propugna la anexión de un territorio irredento a una nación a la que se considera que debe pertenecer; irredento hace referencia especialmente al territorio que una nación pretende anexionarse por razones históricas, de lengua, raza, etc. (Real Academia Española).
4 La palabra infoxicación se refiere a una sobrecarga de información difícil de procesar. El neologismo fue acuñado por el especialista en información Alfons Cornella para aludir a la sobresaturación de información, como acrónimo de intoxicación por información. […] Como alternativa, puede emplearse la expresión sobrecarga informativa (Fundéu RAE).
5 Misión de la Unión Africana en Somalia, la OTAN, Estados Unidos, Francia, Italia y Reino Unido.
6 Argelia, Burkina Faso, Egipto, Libia, Marruecos, Mauritania, Níger, Nigeria, Senegal y Túnez (con apoyo de Francia y Países Bajos).
7 Estrategia de Seguridad Nacional 2021, páginas 44-46.
8 Estrategia de Seguridad Nacional 2021, página 54.
9 En conversación con Ian Bremmer en GZERO World, el presidente y director general del Comité Internacional de Rescate, David Miliband, en relación con los recientes terremotos de Turquía y Siria de febrero de 2023. Disponible en: