La Defensa, o la Seguridad en su sentido más amplio, son responsabilidad de todos
El Ministerio de Defensa lleva años esforzándose por expandir el conocimiento de los asuntos de seguridad y defensa en la sociedad española. La experiencia acumulada en dichos años demuestra que, aunque existe un convencimiento general sobre la necesidad de contar con seguridad sanitaria, económica o alimentaria, no existe el mismo nivel de convencimiento cuando se trata de la necesidad de la Defensa como componente esencial de la seguridad y sustento principal de la integridad y soberanía de España y de la protección de sus ciudadanos e intereses, donde quiera se vean amenazados.
No obstante, también es necesario reconocer que en los últimos tiempos, la conciencia de defensa y la percepción de necesidad de las Fuerzas Armadas están dando un giro significativo en la sociedad española. A mi juicio este despertar de la conciencia de defensa viene motivado por dos hechos bien visibles y contrastados.
Por un lado, la gran aportación y la excelente labor de nuestros militares en el apoyo proporcionado en catástrofes naturales o de calamidad pública. En concreto, las actuaciones de miembros de distintas unidades del Ejército de Tierra, la Armada, el Ejército del Aire y del Espacio, la Unidad Militar de Emergencias y la Guardia Real en la crisis sanitaria ocasionada por la pandemia del COVID-19, el temporal Filomena, la DANA en Levante, la erupción del volcán de La Palma o, en el caso de la Unidad Militar de Emergencias, en los incendios forestales que han asolado varias regiones de España. Estas actuaciones han propiciado que las Fuerzas Armadas hayan sido valoradas y reconocidas por nuestros ciudadanos, que han comprobado de primera mano que están preparadas y dispuestas para ayudar allí donde se las necesite, proporcionando un apoyo directo e inmediato a su bienestar en casos extremos, como los señalados.
Por otra parte, el conflicto en Ucrania ha puesto de manifiesto la crudeza de la realidad de una guerra convencional a gran escala en el corazón de Europa y que, pese a una cierta lejanía geográfica, nos afecta directamente como ciudadanos. Realidad que la historia nos enseña de manera insistente y que, una vez más, ha demostrado que la seguridad y la paz nunca se pueden dar por garantizadas si no tomamos las medidas necesarias para que así sea; es decir, fortaleciendo el papel primordial de la labor disuasoria de la defensa, y si el conflicto armado resulta inevitable, como en el caso de la invasión de Ucrania, reaccionar de forma que permita la supervivencia de nuestra nación, de nuestros valores y de nuestro mundo basado en normas, tal y como libremente lo hemos querido y construido.
De hecho, estas actuaciones en las emergencias mencionadas y el contexto internacional que obstinadamente influye en nuestras vidas, han puesto en práctica esa necesaria integración de acciones que recoge el Plan Integral de Cultura de la Seguridad Nacional “para proyectar en la sociedad que, entre todos, debemos proteger lo cotidiano como principal garante de un presente y un futuro seguro y próspero, donde nuestros derechos y libertades estén plenamente salvaguardados”.
Es decir, que la Defensa, o la Seguridad en su sentido más amplio, son responsabilidad de todos: Fuerzas Armadas, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, administraciones, instituciones, comunidades educativas, sector empresarial, medios de comunicación, asociaciones de investigación y culturales, organizaciones de carácter civil y social, etc., en definitiva, nuestra ciudadanía.
Los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España
Además, el artículo 30 de nuestra Constitución establece que “Los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España” y creo que no hay duda de que difícilmente se puede exigir ese derecho o comprender ese deber si se desconoce o no se comprende la necesidad del bien que proporciona la defensa, en términos de contribución a la estabilidad, paz y ejercicio del resto de derechos y libertades individuales y colectivas. En definitiva, resulta imprescindible generar la adecuada Cultura de Defensa, que el Ministerio de Defensa define como “el conjunto de conocimientos que permite a las personas desarrollar juicios u opiniones sobre los instrumentos con que el Estado protege a los ciudadanos de determinados peligros, siendo las Fuerzas Armadas uno de los instrumentos más importantes”[1].
En 2005, se insistió en la misma idea en la Ley Orgánica de la Defensa Nacional, en la que se dispone que el Ministerio de Defensa “promoverá el desarrollo de la cultura de defensa con la finalidad de que la sociedad española conozca, valore y se identifique con la historia y el esfuerzo solidario y efectivo mediante el que las Fuerzas Armadas salvaguardan los intereses nacionales”[2]. Asimismo, siete años más tarde, y en consonancia con la línea argumental de este artículo, la Directiva de Defensa Nacional establecía, como una de las directrices generales de la Política de Defensa, que la defensa de España “debe ser asumida por todos los españoles como asunto de indudable transcendencia”.
El siguiente gran paso se dio en 2013 con la publicación de la Estrategia de Seguridad Nacional, en la que se enmarca la cultura de defensa en el ámbito más amplio de cultura de Seguridad Nacional, pero manteniendo el foco en la colaboración y el apoyo del ciudadano. Al igual que se reflejó en la Ley 36/2015 de Seguridad Nacional [3], que constata la necesidad de una implicación activa de la sociedad como requisito indispensable para el disfrute de los derechos de los ciudadanos.
Como resultado de toda esta normativa y, con el objetivo de servir como marco referencial y catalizador para la implantación progresiva de una cultura de Seguridad Nacional inclusiva, participativa y colaborativa, se aprueba en 2021 el Plan Integral de Cultura de Seguridad Nacional [4].
En consecuencia, resulta necesario que el ciudadano comprenda y sea consciente de la relevancia de la Defensa en la protección de sus intereses, sus valores y su bienestar; es decir, adquiera lo que denominamos “conciencia de defensa”, y a su vez, con ese convencimiento, contribuya a su difusión en la sociedad, cada uno en su entorno, ya que con ello se estará ejerciendo de facto ese derecho/deber constitucional.
Adquirir esa conciencia de defensa se traduce fundamentalmente en saber reconocer los riesgos y amenazas a la seguridad y conocer, valorar e identificarse con los instrumentos necesarios para garantizar esa seguridad, entre los que ocupan un lugar fundamental las Fuerzas Armadas. Desgraciadamente, en los últimos meses, hemos sido testigos, en el conflicto en Ucrania, de lo importante que es que los ciudadanos conozcan estas amenazas y valoren y se identifiquen con la defensa de su nación y con la labor de sus Fuerzas Armadas.
Haciendo un símil de fácil comprensión, cualquier persona a medida que va madurando se hace consciente de los problemas de seguridad de su entorno ciudadano más común. Aprende que existen determinadas zonas en su ciudad que en determinadas condiciones pueden ser peligrosas y se hace consciente de que su propiedad privada, como vehículos o inmuebles, no están libres del acceso de extraños con propósitos ilícitos. Estas lamentables realidades (equiparables a las denominadas amenazas en términos de defensa) se nos hacen a todos palpables bien por experiencia propia o por experiencia ajena de familiares, amigos o conocidos (situaciones de inestabilidad, crisis o conflicto en nuestro país o en otros aliados o cercanos).
Una vez que tenemos plena conciencia de su existencia, todos, más que menos, ponemos medios a nuestro alcance para tratar de evitar convertirnos en la víctima de los delincuentes. Desde evitar la situación de peligro, hasta poner recursos activos que nos alerten y protejan de los delincuentes, siguiendo las instrucciones y recomendaciones de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (en términos de defensa, indicadores, alertas y disuasión). Además, reclamamos y exigimos a las administraciones el disponer de unas fuerzas de seguridad y orden público bien dotadas, que prevengan la comisión de delitos y luchen contra la criminalidad de forma activa para mantener la inseguridad ciudadana en límites tolerables (en términos de defensa, hablaríamos de las Fuerzas Armadas).
Desde luego, todo lo anterior implica un esfuerzo inversor por nuestra parte, pero siempre, en términos comparativos, es mucho menor que lo que significaría perder nuestras vidas o nuestros bienes. (El esfuerzo en disuasión siempre es mejor que el coste que supone llegar a un conflicto que, en caso de perderse, será insoportable.)
Por último, y continuando con nuestro símil, nos solemos esforzar por hacer partícipes de estos pensamientos y formas de actuar contra los delincuentes a nuestros más cercanos con objeto de evitarles situaciones no deseadas, creándose de forma involuntaria una unanimidad generalizada en la opinión pública (equivalente a la transmisión de la cultura de defensa).
En definitiva, de manera similar a nuestra seguridad próxima, se trata de sentir y asumir que la Defensa, y en su sentido más amplio la seguridad, son algo propio, cosa de todos y no de unos pocos que vestimos uniforme.
Las Fuerzas Armadas en su conjunto estamos plenamente involucrados en la difusión de la Cultura de Defensa, pero todo ese esfuerzo solo es una gota de agua en comparación con el potencial existente en el seno de nuestro sociedad.
Las Fuerzas Armadas en su conjunto estamos plenamente involucrados en la difusión de la Cultura de Defensa, pero todo ese esfuerzo solo es una gota de agua en comparación con el potencial existente en el seno de nuestra sociedad. Los ciudadanos, las entidades públicas o privadas, las empresas, los think tanks, nuestras Instituciones y especialmente los ámbitos relacionados con la creación de opinión, como son la educación, la actividad política o la comunicación pública, pueden hacer una importante labor a la hora de difundir y crear conciencia de defensa.
Por último, aprovecho la oportunidad que me brinda este foro para animar a los lectores a ser parte activa en esta difusión y a recorrer juntos el camino que todavía nos queda por andar en este sentido, con la certeza de que con el compromiso común tendremos éxito en este cometido y, desde luego, habremos dado pleno cumplimiento al artículo 30 de nuestra Constitución, sentando las bases para preservar la estabilidad en beneficio del progreso y bienestar de todos los españoles.
1 Portal de Cultura de Defensa: https://www.defensa.gob.es/portaldecultura/comun/culturaDefensa.html
2 Ley Orgánica 5/2005, de 17 de noviembre, de la Defensa Nacional (BOE.es – BOE-A-2005-18933 Ley Orgánica 5/2005, de 17 de noviembre, de la Defensa Nacional.)
3 Ley 36/2015, de 28 de septiembre, de Seguridad Nacional (BOE.es – BOE-A-2015-10389 Ley 36/2015, de 28 de septiembre, de Seguridad Nacional.)
4 Plan Integral de Cultura de Seguridad Nacional | DSN