Bartolomé Bauzá Abril
Contralmirante (R)
Miembro de la Comunidad de ECH

DAR LA NOVEDAD DE LA GUARDIA Y RELEVAR

Palabras del pase a la reserva del Contralmirante Bartolomé Bauzá ante el AJEMA, el Almirante General Jaime Muñoz-Delgado que resuenan de nuevo tras la situación de retiro.

Almirante, compañeros, familiares, queridos amigos todos.

Gracias por acompañarnos en este día tan importante para nosotros que, de alguna manera, refleja, como en un espejo, aquel día –lejano en el tiempo, pero a la vez tan cercano en el corazón— de nuestra jura de bandera. Dos besos que, para cada uno de nosotros, enmarcan una vida.

Hay quien ha dicho que sólo la poesía acierta a sugerir lo inefable. Pero no es fácil y hay que matizarlo. Rilke, el gran poeta alemán, nos lo dice: hace falta una vida para escribir un verso. Y qué cierto es. A mi cabeza viene, a modo de ejemplo, sin invitación porque no la necesita, nuestro gran poeta y soldado Calderón de la Barca que, por haber vivido su vida hasta el extremo, pudo escribir unos versos inolvidables, cuyas estrofas finales están grabadas en mármol en la puerta de Carlos I en la Escuela Naval Militar y en tantos otros sitios.

Hace falta una vida para escribir un verso. Pero también, me apuntaba un poeta español, Enrique García-Máiquez, amigo mío, hace falta una vida para leer un verso:

Y así, de modestia llenos, a los más viejos verás, tratando de ser lo más y de aparentar lo menos. 

Conozco a buena parte de los que aquí formamos y sé que ésta ha sido su norma de vida de siempre: tratando de ser lo más y de aparentar lo menos. Hace falta una vida para poder decirlo, de modestia llenos. Pero no es suficiente vivir para poder decir. Es necesario que los que nos sigan hayan podido leer en nuestra conducta diaria que aquí la más principal hazaña es obedecer y el modo como ha de ser es ni pedir ni rehusar. Si no lo han podido hacer, habremos fracasado. Pero estoy seguro que no. Porque lo he visto. Y porque, a su vez, nosotros hemos navegado la estela de nuestros mayores. Porque ellos vivieron, y de ellos aprendimos a vivir, la cortesía, el buen trato, la verdad, la firmeza, la lealtad, el honor, la bizarría, el crédito, la opinión, la constancia, la paciencia, la humildad y la obediencia. No nos cansamos nunca de repetirlas. Hemos tenido una escuela viva y somos escuela viva.

Los cuarenta años transcurridos entre esos dos besos a nuestra bandera han visto serenas las brisas y olas rugiendo amenazas, hemos soñado victorias y dicho cantares, la hazaña ha tenido sus horas y ha tenido sus horas la obediencia, pero estos años pueden resumirse en que los hemos querido vivir según el mandato de España y de Dios.

Antonio Gala en sus Paisajes con figuras, narraba historias en las que el paisaje era el protagonista, que daba continuidad a unas figuras que con el tiempo iban cambiando. Asalta mi memoria Conrad… y ahora, los viejos barcos y sus hombres se han ido. La vocación, la mar, nuestros barcos han sido nuestro paisaje. Las dos primeras, la vocación, la mar siguen y seguirán. Como el primer día. Los barcos en los que hemos desarrollado nuestra carrera profesional, en buena medida, se han ido ya, y han tomado la guardia nuevos barcos que llevan en su popa antiguos nombres evocadores. Estamos orgullosos de una Armada que hemos colaborado a construir y de unos hombres que hemos contribuido a formar y con los que hemos trabajado codo con codo. Ojalá que, con la Armada a la cabeza, se rompa ese maleficio secular que impide a España alcanzar aquello que el Almirante Álvarez-Arenas concretaba en ese deseo siempre frustrado de querer volver a ser.

Nos toca ahora a nosotros irnos. Dar la novedad de la guardia y relevar. Y volver a nuestras familias y amigos. Ellos, han tenido que vivir una vocación subsidiaria, de segunda mano. A contrapelo, muchas veces. Pero gracias a nuestras mujeres, a nuestros padres e hijos, a nuestros amigos, a los que nos han precedido y a los que nos seguirán hemos tenido el estímulo y la libertad de maniobra para vivir la milicia: esa religión de hombres honrados. Gracias a ellos por su apoyo y cariño incondicional. 

Un recuerdo emocionado a nuestros compañeros ausentes, pero que están aquí, con nosotros. Dios, a veces, no tiene paciencia y se coge lo mejor para sí, como si le fuera a faltar. Sin esperar a que sus vidas hayan madurado un poquito más como hubiera sido nuestro deseo. Él sabe más. Y si hemos sabido obedecer a lo humano, cómo no hacerlo a lo divino. Como compensación, nos entrega a su Madre, a la Virgen del Carmen, nuestra querida patrona. Salve, Estrella de los Mares. Sin ella, ¿Qué hubiera sido de nosotros? Cada uno, estoy seguro, puede recordar momentos en que la intercesión de nuestra madre nos sacó de más de una situación difícil. A ella le pedimos vientos propicios a nuestras naves.

Almirante, nada más, con tu permiso, a la finalización de este acto, tocaremos para cada uno de los que aquí formamos Retirada de Babor y Estribor de guardia y estableceremos régimen de puerto. Afirmaremos, pero no reforzaremos porque nos sigues teniendo a tu disposición.

A tus órdenes siempre.

CA (R) Bartolomé Bauzá Abril

En Madrid, a 17 de junio de 2015

– Fin –

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2 Comentarios. Dejar nuevo

  • María Sancho
    15 julio, 2021 13:14

    He recibido la noticia a través de un buen amigo y compañero suyo.
    Felicidades por la generosidad que muestra, una vida de servicio a España.

    Responder
  • Señor Almirante, no hay forma mejor de expresar los sentimientos de quienes desde casi niños han dedicado su vida sl servicio de su Patria, sin pedir ni rehusar, al decir del genial soldado de Infantería que fue Calderón.
    Coronel José H. Díaz Vecino, Ejército Nacional del Uruguay.

    Responder

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