CLAUSEWITZ EN UN CONFLICTO ASIMÉTRICO

¿Dónde está Clausewitz en la actualidad del conflicto?

INTRODUCCIÓN

¿Podemos encontrar a Clausewitz en los modelos de guerra moderna que rigen actualmente? Intentaremos poner de relevancia las similitudes y diferencias de las ideas proyectadas por Clausewitz en su célebre obra De la Guerra, derivadas de su experiencia en las guerras francoprusianas y transmitidas en dicha obra como manual especialmente académico orientado a la enseñanza, con el modelo actual de guerra asimétrica.

Entendiendo el fenómeno de la guerra como un acto social de carácter violento, éste ha ido evolucionando a lo largo de la historia acompasado por los hitos que la sociedad iba conquistando para sí. La innovación, la tecnología, los modelos de las relaciones sociales, la globalización….. En definitiva, la guerra ha ido evolucionando acorde a los tiempos.

La guerra solía ser una actividad que se desarrollaba en un entorno estable. Los cambios eran lentos, la tecnología probada y estable con una evolución constante. La normativa duraba por muchos años y las misiones y los cometidos, incluso los conflictos estaban bien definidos.

Las guerras napoleónicas acabaron con las guerras limitadas y llevaron a las sociedades de aquella época a un nuevo modelo, la guerra total. Hoy, la incertidumbre y el cambio son las características de un presente dinámico y globalizado llevando al enfrentamiento a adversarios tan dispares que hacen que jueguen a un mismo juego pero con diferentes reglas con una complejidad añadida, este nuevo modelo de enfrentamiento no invalida ningún otro de carácter convencional pudiéndose incluso dar de manera simultánea.

La guerra limitada es uno de los más eminentes logros del S. XVIII. Pertenece a una clase de plantas de invernadero que pueden prosperar solamente en una civilización aristocrática y cualitativa. Ya no somos capaces de ello. Es una de las buenas cosas que perdimos como resultado de la Revolución Francesa. (Gugleilmo Ferrero).

Muchas teorías célebres sobre la guerra siguen manteniendo su interés a lo largo del tiempo y, si no todas en su totalidad, la mayoría de manera parcial, siguen teniendo validez según en qué circunstancias de la guerra moderna. El arte de la guerra de Sun-Tzu, El príncipe de Maquiavelo, o la que ocupa este análisis De la Guerra de von Clausewitz.

Para determinar si es posible encontrarnos con Clausewitz en un conflicto asimétrico, haremos un repaso de su obra pero centrándonos principalmente en:

  • Libro I: Sobre la naturaleza de la guerra.
  • Libro II: Sobre la teoría de la guerra.
  • Libro VIII: Plan de una guerra

CLAUSEWITZ Y LA GUERRA

La guerra constituye, por tanto, un acto de fuerza que se lleva a cabo para obligar al adversario a acatar nuestra voluntad.

En el libro primero Sobre la naturaleza de la guerra, Clausewitz se pregunta ¿En qué consiste la guerra? y la identifica como un medio para alcanzar un fin. Un objetivo que no es otra cosa que la imposición de nuestra voluntad frente al enemigo.

Imponer la voluntad significa someter al contrario y para ello se debe colocar al enemigo en una tesitura más desventajosa que la que supone el sacrificio que se le exige, no sólo eso, sino que además, esta situación no debe ser transitoria pues de serlo, el enemigo esperará para actuar en el momento que le sea favorable. La aplicación más directa de lo que supone esta reflexión de Clausewitz se materializa en el desarme del enemigo o bien disuadirlo de cualquier acción hasta el punto de que se sienta amenazado por la posibilidad del hecho que tiene mucho más que perder si intenta cualquier acción.

La guerra, para Clausewitz, es un fenómeno social, una relación entre seres humanos que se lleva a cabo de manera violenta y como tal relación social se circunscribe a las convenciones propias de la época concreta en la que se desarrolla. Esto ocurre bajo unas circunstancias específicas y con unos actores determinados que estarán influenciados por el contexto social y temporal del momento que les ha tocado vivir. Se quiere decir con esto, que la disposición resultante de una guerra no es absoluta y los derrotados siempre la verán como un mal transitorio cuyos efectos cambiarán cuando las circunstancias específicas que originó el conflicto cambien.

Clausewitz y la guerra

La guerra surge de una circunstancia política pero “no constituye simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de la actividad política, una realización de ésta por otros medios” y por tanto ejercerá una influencia continua sobre ella. Es decir, el objetivo es el propósito político, la guerra es el medio de conseguirlo.

No constituye simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de la actividad política, una realización de ésta por otros medios.

En resumen, para Clausewitz la guerra supone la imposición de voluntades, que se desarrolla en un entorno social cambiante y que es el medio para conseguir un fin político, pero ¿qué se necesita para iniciar una guerra? el germen incendiario son dos puntos muy esquemáticos:

  • Sentimiento hostil.
  • Intención hostil.

El sentimiento hostil se circunscribe al entorno cambiante, a la relación social que se comentaba en párrafos anteriores y la intención a la voluntad política.

En el capítulo tercero del libro primero (El genio para la guerra) suele pasar desapercibido, pues no es lo fundamental de dicho capítulo, pero que sin embargo guarda una tremenda relación con lo que aquí tratamos de explicar y es el apunte que hace Clausewitz sobre la manera de guerrear de los pueblos bárbaros y civilizados. En este sentido aborda el aspecto de la movilización de efectivos. Entre las sociedades civilizadas es muy probable que dichos efectivos no cuenten necesariamente con un espíritu guerrero elevado, pues habrá ocasiones que hayan sido movilizados por necesidad, atendiendo, por ejemplo, antes a la urgencia de juntar un número importante de soldados que a las virtudes militares de los mismos, mientras que para el pueblo bárbaro ese sentimiento guerrero es consubstancial al individuo. Veremos esto más adelante.

EL DESARROLLO DE LA GUERRA Y LA LEY DE PROBABILIDADES

Al final, el desarrollo de la guerra y muchas veces su resultado depende de los pequeños detalles,  de acciones fortuitas que hacen que la balanza se incline a favor de alguno de los adversarios cuando tal cosa parecía lo contrario. Para Clausewitz, la guerra depende en gran medida de la ley de probabilidades, aspecto también muy interesante para la premisa que estamos desarrollando.

Solo hay dos tipos de planes de campaña, los buenos y los malos. Los buenos fracasan casi siempre debido a las circunstancias imprevistas, que a menudo proporcionan el éxito a los malos. (Napoleón).

De la lectura de este capítulo, del primer libro en general, se desprende la visión clausewitziana de que si el resultado final de la guerra depende en su mayoría de una cuestión de probabilidad, el objetivo político como causa original de la guerra, que no depende de probabilidades, debe jugar el papel de factor esencial en este proceso. Esto es fundamental para entender, por ejemplo, cómo las grandes coaliciones occidentales suelen perder, o por lo menos no obtener una victoria clara en los conflictos asimétricos. El papel político en la acción de un conflicto asimétrico juega un papel preponderante.

Clausewitz, a propósito de la ley de las probabilidades desarrolla la teoría de polaridad. Juega con términos que en principio deberían sonar como opuestos, pero que a veces no lo son. En relación a esto, desarrolla un aspecto que merece la pena traer a colación.

Pero la acción militar adopta dos formas distintas, la de ataque y la de defensa, que son muy diferentes y de fuerza desigual, como mostraremos más adelante con detalle. La polaridad reside, pues, en que ambos bandos guardan una relación, como es la decisión, pero no en el ataque o en la defensa mismos. Si uno de los comandantes en jefe deseara posponer la decisión, el otro debería desear acelerarla, pero, por supuesto, solamente en la misma forma de conflicto. Si a A le interesara no atacar a su oponente inmediatamente, sino cuatro semanas más tarde, el interés de B se centraría en ser atacado inmediatamente y no cuatro semanas más tarde. Se trata de una oposición directa; pero no se desprende necesariamente de ello que a B le beneficie atacar a A de inmediato. Evidentemente, es algo muy distinto.

Es interesante la literalidad de este fragmento. En primer lugar transmite la idea de unas mismas reglas de juego para un mismo conflicto, de lo que se entiende que hay diferentes modelos de conflicto y diferentes reglas de enfrentamiento. Por otro lado recuerda, además de a los elementos encontrados u opuestos, al dicho afgano sobre el tiempo y que tiene que ver con la última intervención de los aliados en Afganistán y que dice algo así como que: ellos (los occidentales) tienen los relojes, pero nosotros (los afganos) tenemos el tiempo.

Un aspecto interesante que tiene que ver con las probabilidades, desde el punto de vista de Clausewitz, muy relacionado con la realidad de los conflictos asimétricos, son los motivos subyacentes para firmar la paz:

  • Lo aleatorio que puede resultar el éxito en la guerra.
  • El excesivo precio que hay que pagar por ella.

Es por estos motivos por lo que no siempre es necesario luchar hasta que uno de los bandos sea derrotado. Cuando las motivaciones y las tensiones son débiles una ligera probabilidad, es suficiente para hacer que el bando en desventaja ceda de sus propósitos. ¿A qué se refiere Clausewitz con una ligera probabilidad? bien puede ser una pequeña victoria que sea susceptible de quebrantar el ánimo al enemigo y crearle un sentimiento de inseguridad haciéndole percibir nuestra superioridad. Puede ser la conquista parcial de territorio, realizar acciones tendentes a desbaratar los planes del enemigo, ampliar una alianza, o estimular acciones políticas favorables.

El desarrollo de la guerra

De todas las acciones anteriores, la que más interesa para el análisis de nuestra premisa es la que Clausewitz desarrolla atendiendo a la voluntad de unos y el desaliento de otros, la de que las victorias del enemigo sean más costosas de lo que están dispuestos a permitirse, es decir, influir en el desgaste del enemigo.

La idea de desgaste en una lucha implica un agotamiento gradual del poder físico y de la voluntad del adversario por la prolongada continuidad de acción.

TÁCTICA Y ESTRATEGIA

En su libro Sobre la teoría de la guerra, Clausewitz diferencia entre táctica y estrategia. Así pues, la táctica constituye la enseñanza del uso de las Fuerzas Armadas en los encuentros y la estrategia la del uso de los encuentros para alcanzar el objetivo de la guerra.

El objetivo político será la causa original de la guerra. Cuanto menor sea el objetivo político o menor valor le queramos dar, tanto menor serán los recursos militares que destinaremos a la consecución de ese objetivo. Aunque el objetivo político es un factor determinante en el desarrollo de la guerra, ésta no es un asunto que se resuelva entre políticos sino entre los que luchan, los que la llevan a término, son los militares y por lo tanto los fines de la guerra no se pueden confundir con los objetivos políticos. «La política constituye la matriz en que se desarrolla la guerra».

El general Patton decía a este respecto:

Las guerras deben lucharse con las armas, pero son ganadas por los hombres. Es el espíritu de los hombres que obedecen y el hombre que les manda lo que consigue la victoria.

Volviendo a Clausewitz. Gran parte del arte de la guerra, lo identifica con los diferentes usos, combinaciones y divisiones entre estrategia y táctica e incide en el error que se comete al atribuir las combinaciones estratégicas a un poder independiente de los resultados tácticos. Traducir todo esto en un conflicto asimétrico es mucho más complejo, entre otras cosas porque el plano táctico y estratégico, especialmente en conflictos híbridos o irrestrictos suele estar superpuesto o difuso el uno con el otro.

Insiste en que la teoría de la guerra ha de ser siempre una consideración y no una regla para la acción. Indica en este punto que hay que adaptarse a las circunstancias y aplicar lo aprendido a la realidad del conflicto particular y no aferrarse a un plan idealizado en despachos. En la guerra, los medios son las fuerzas armadas y el fin último en la batalla es la victoria.

A veces, los fines tácticos son los medios en el concepto estratégico. Así pues Clausewitz explica, que la victoria es el fin último en la batalla, y éste es un fin táctico, mientras que la victoria en una batalla es un medio para conseguir el fin estratégico que es la paz.

CONFLICTO ASIMÉTRICO. CONCEPTO Y EVOLUCIÓN

De manera general, ya lo hemos visto en otras entradas al blog, se puede consensuar que un conflicto es asimétrico cuando coexisten una serie de características que hacen que su tratamiento sea diferente a cualquier tipo de enfrentamiento convencional. Dichas características son:

El enfrentamiento ha de ser contra un enemigo difuso, fácilmente mimetizable entre los no combatientes. La estrategia defensiva de una guerra de desgaste frente a un enemigo tecnológicamente superior hace que los combatientes deban esconderse y permanecer ocultos en montañas, cavernas, túneles… Las guerras de Vietnam y de Afganistán son claros ejemplos de ello.

El enfrentamiento no es únicamente entre combatientes sino que en la lucha se encuentran civiles armados o de difícil identificación militar. La guerra de guerrillas, vista desde el plano social, consiste en una organización de parte de la sociedad cuyo propósito esencial es el de provocar costes al enemigo evitando una confrontación directa. Se trata de eliminar no su capacidad de atacar sino su voluntad de hacerlo. Es este un punto clave en la relación que se quiere remarcar entre las teorías de Clausewitz y los modelos de conflicto asimétrico y que ya hemos visto más arriba de esta entrada.

La guerra de guerrillas dificulta la identificación del enemigo, dificulta la identificación de soldados, combatientes, milicianos y civiles y de hecho este tipo de enfrentamiento no proporciona seguridad a la población civil, al contrario, pero proporciona un desgaste y unos costes excesivamente caros para el adversario, ejemplo de ello fue la guerra de Vietnam.

La superioridad numérica o tecnológica de alguna de las partes no supone una ventaja en sí misma. La tecnología como parte de la doctrina estratégica no supone una ventaja competitiva en la consecución de victorias en los conflictos asimétricos. No supuso una ventaja para los estadounidenses en la Guerra de Vietnam ni tampoco lo fue para los soviéticos en Afganistán.

Por último, el factor global. La globalización tan característica de este tiempo, donde las consecuencias del conflicto repercuten de un modo u otro a nivel mundial. Cualquier acción o resultado producido en este tipo de enfrentamientos tiene una repercusión global.

La globalización como característica de los conflictos asimétricos queda garantizada y ejemplificada en las grandes ligas y coaliciones que forman parte en la lucha contra el terrorismo internacional. Un enemigo global, requiere respuestas globales, soluciones globales y las afecciones en una parte del globo repercuten en la otra.

El desarrollo de las comunicaciones, sobre todo en la última parte del siglo XX y el crecimiento desproporcionado de las redes sociales o internet como elemento comunicador desde los primeros años del siglo XXI, han hecho que los conflictos sean vividos casi en directo. Un elemento éste, huérfano de las teorías de Clausewitz por razones obvias.

El conflicto asimétrico, al igual que el convencional, ha ido evolucionando y en estos últimos años la transformación del conflicto ha dado lugar principalmente a dos nuevos tipos de conflicto muy relacionados que merecen la pena describir: el conflicto híbrido y la guerra irrestricta.

En realidad, la guerra híbrida hace referencia casi en exclusiva al enfrentamiento Rusia-OTAN, aunque no es exclusivo. Las características más relevantes que hace que un conflicto lleve el apellido “híbrido” son:

  • Intervención de fuerzas regulares e irregulares.
  • La contienda se desarrolla en términos ambiguos de la realidad.
  • Uso de armas convencionales y tácticas irregulares.
  • El terrorismo y el comportamiento criminal es algo usual.
  • Casi siempre hay un estado detrás.
  • Movilización de gran cantidad de tropas en poco tiempo en una zona concreta.
  • Uso preponderante de las nuevas tecnologías y la ciberguerra.
  • Los niveles estratégicos, tácticos y operativos están diluidos.
  • Faceta multidimensional.
  • Guerras en zonas urbanas o semiurbanas.

Cabe destacar que el objetivo de la guerra híbrida no es tanto neutralizar al enemigo como desestabilizar a un estado consolidado y democrático de la manera más eficaz y barata posible polarizando a la sociedad (clara identificación de los postulados de Clausewitz en cuanto al principio de polaridad y el desgaste).

Si la guerra híbrida es propia o involucra el escenario europeo, EE.UU y Rusia, el conflicto irrestricto comparte esos mismos rasgos, los hace mucho más sofisticados y los involucra en el contexto de China-EE.UU. Vertiente Atlántica y Pacífica respectivamente.

Los primeros en hablar de guerra irrestricta fueron los coroneles chinos Quiao Liang y Wang Xiangsui indicando que la primera regla sobre la guerra irrestricta es que no hay normas, nada está prohibido.

El fundamento de este tipo de conflicto es la exagerada confianza que tienen los estados en la tecnología y la incapacidad de definir realmente sus verdaderas amenazas.

Se podrían incluir como características, las siguientes:

  • Trasciende los límites de las dimensiones y métodos militares y no militares.
  • La globalización y la dependencia tecnológica forman parte del engranaje.
  • Atenta a las relaciones cotidianas de la vida diaria de la gente común.
  • El campo de batalla está en todas partes.

Y un largo etcétera, llegando incluso el adversario a no saber si quiera si está siendo atacado.

La novedad en este tipo de conflicto frente a otros, es ver cómo la violencia militar desciende a la vez que aumenta la violencia y beligerancia en el ámbito tecnológico, económico, comercial y político.

CLAUSEWITZ EN EL NUEVO ESCENARIO

La visión clausewitziana  de la supremacía militar como elemento primordial en las victorias de las guerras convencionales no explica la realidad de los enfrentamientos asimétricos. Sin embargo sí se han identificado aspectos transcendentes en las teorías de Clausewitz que guardan una relación muy estrecha con los nuevos modelos de enfrentamiento y otras que, de una manera más indirecta también guardan cierta relación.

Tras el análisis hecho de la obra De la guerra, se ha alcanzado a relacionar al menos cinco puntos clave o aspectos válidos que identifican una correcta teorización y similitudes entre las enseñanzas de Clausewitz y el modelo de guerra asimétrica.

El primer punto identificado hace referencia a lo más nuclear del conflicto, su esencia, y que Clausewitz identifica como una singular trinidad: odio-enemistad-violencia primigenia y que está en consonancia con el modelo de conflicto que desarrolla Galtung. El paralelismo en este caso viene determinado por la siguiente terna: incompatibilidad-actitud-conducta.

La incompatibilidad, en este caso como el odio, es la situación crítica subyacente entre las partes de un conflicto. Aquello identificado como lo irrenunciable de cada uno de las partes y por lo tanto, chocan frontalmente. La actitud, la enemistad en el caso de Clausewitz, hace referencia a la carga emocional de las partes y a su percepción de la realidad, que está íntimamente relacionada con la voluntad, la voluntad de ser, estar o querer. La relación de la voluntad con la actitud da como resultado la conducta que esta puede ser violenta o no y que Clausewitz ya la supone violenta, violencia primigenia.

Clausewitz en el nuevo escenario

En segundo lugar, el papel principal que juega la política en los conflictos asimétricos. Se ha visto la identificación que hace Clausewitz entre el objetivo de la política y el desarrollo de la guerra. cuanto menor es el objetivo político, menor serán los recursos militares que se destinarán a la consecución de dicho político. Toca Clausewitz un aspecto muy sensible sobre la consecución de objetivos y victorias y porqué hoy en día a las grandes ligas o coaliciones internacionales les cuesta alcanzar la victoria cuando la guerra se desarrolla en circunstancias asimétricas.

Andrew Mack, en un artículo publicado por la universidad de Cambridge titulado Por qué las grandes naciones pierden las guerras pequeñas: la política del conflicto asimétrico, hace mención precisamente a este problema planteado. La relación que hace Clausewitz de cuanto menor es el objetivo político, menor serán los recursos militares, Andrew Mack lo engloba en lo que él denomina interés relativo y que se resume en la falta de interés real que un gobierno tiene en ganar un conflicto. La falta de interés es mayor cuanto más lejos de las fronteras se dé el conflicto y la supervivencia no dependa de ello. Esto hace que la política al respecto sea vulnerable y por lo tanto alguien ajeno al gobierno, por ejemplo perteneciente a las élites sociales, pueda doblegarlo para la consecución de unos objetivos iniciales diferentes.

Si en un conflicto asimétrico identificamos a una coalición internacional como el actor fuerte y a un grupo de insurgentes como el actor débil, el interés por ganar es absoluto para el actor débil, su supervivencia depende de ello y podrá usar todo lo que está en su mano para evitar la derrota. Esto enlaza claramente con la tercera característica identificada que relaciona las teorías de Clausewitz con los conflictos asimétricos.

La identificación que hace Clausewitz sobre los pueblos bárbaros y civilizados, guarda un paralelismo con lo que se ha denominado en líneas anteriores actor fuerte y débil. los bárbaros de Clausewitz son en este caso los insurgentes, el actor débil que lucha por su supervivencia, el que todo lo puede perder todo lo tiene que arriesgar y en ese sentido, el espíritu guerrero al que apelaba Clausewitz es mucho más patente en el actor débil. El actor fuerte, aunque pierda, pierde relativamente poco.

La cuarta característica, muy relacionada con la anterior, es el éxito del actor débil. Lo que Clausewitz identificó en su teoría de polaridad como el excesivo precio a pagar por las sociedades civilizadas para la consecución de un fin.

El éxito de los actores débiles en los conflictos asimétricos no surge de las victorias militares, aunque puedan influir de algún modo en algún momento, sino de ganar por el desgaste progresivo de la capacidad política de su oponente para hacer la guerra.

En la guerra de Vietnam, EE.UU perdió, porque tenía menos que perder que los norvietnamitas. Años atrás en la batalla de Dien Bien Phu los vietnamitas derrotaron a las tropas francesas destinadas en Indochina. Francia únicamente perdió el 3% de las tropas destinadas en Indochina pero acabaron con la capacidad política del gobierno francés para movilizar más tropas.

Un quinto aspecto hace referencia a la vulnerabilidad política. Clausewitz no lo expresa así, pero de la misma manera que tiene claro “que la política constituye la matriz en que se desarrolla la guerra”, deja patente en toda su obra que la guerra la dirigen los militares (y también la guerrean).

Que la política sea la matriz en que se desarrolla la guerra, puede ser fuente de vulnerabilidad política, que es uno de los grandes problemas en los conflictos asimétricos, por dos vías además. Una primera, por generar intereses particulares, nacionales o extranjeros que priven de elegir la mejor estrategia posible. La segunda, mucho más banal, la inmediatez de la imagen de popularidad para mantener los índices de las encuestas en niveles aceptables. Todo ello hace que el nivel político se involucre en ocasiones de manera excesiva en los órganos decisores en el transcurso de una guerra y que todo ello pueda provocar vulnerabilidad política.

Tres aspectos principales que se dan en los conflictos asimétricos y en los que Clausewitz no interviene o lo hace de manera inapropiada para este tipo de conflictos son:

  • El concepto de estrategia y táctica.
  • La no linealidad del campo de batalla en estos conflictos.
  • El factor global ejemplificado en la inmediatez y en la guerra televisada.

En el conflicto asimétrico, pero más en el híbrido y en el irrestricto los conceptos de táctica y estrategia están cada vez más difuminados, especialmente cuando se contemplan acciones bélicas multidominio o en el ciberespacio. También ocurre en los conflictos asimétricos. En la misión ISAF en Afganistán, la estructura del Cuartel General sufrió cambios precisamente por esto, creando un Joint Command responsable del planeamiento y conducción de las operaciones a nivel táctico y manteniendo el Cuartel General (HQ) de ISAF en el nivel operacional.

La no linealidad del campo de batalla  dificulta la consecución del éxito. Hay que tener en cuenta que el factor no lineal del conflicto asimétrico afecta de manera determinante a una de las partes. El actor fuerte involucrado en el conflicto, además de ganar en el campo de batalla tiene que mantener un ademán comprometido con el sentir de lo que propugnan las élites y grupos de poder de la sociedad. La victoria no solo tiene que ser militar, tiene que ser social, mediática… la no linealidad del campo de batalla, hace que entren en juego política, sociedad, élites, grupos de poder, medios de comunicación,… La ejecución de la guerra ha dejado de ser monopolio de los militares en este sentido.

Por último la globalización que hace que hoy en día se esté informado en tiempo real de todo lo concerniente a un conflicto.

CONSIDERACIONES FINALES

La pregunta que cabe plantearse en este momento, es si las concepciones de Clausewitz, siguen siendo válidas en un mundo donde el enfrentamiento bélico ha experimentado una evolución tecnológica sin parangón. Ya no solo si están vigentes en un modelo convencional de enfrentamiento actualizado al presente de nuestros días, sino si sus enseñanzas son válidas para nuevos modelos de enfrentamiento.

Sobre la actualidad de la guerra, hay dos aspectos que claramente marcan la diferencia entre la época de Clausewitz y la actual. Estos aspectos son el armamento nuclear y las comunicaciones. Las enseñanzas de Clausewitz en el aspecto nuclear siguen vigentes en su visión más amplia, pues pese a la concepción disuasoria en el que hay que enmarcar cualquier estudio sobre armamento nuclear, la realidad es que no evita un enfrentamiento directo de las partes, si acaso la intensidad del mismo, y esto hoy en día está por ver. Es decir, la relación social de carácter violento que se decía en las primeras líneas de esta entrada se sigue manteniendo pese a las armas nucleares y por lo tanto el concepto de guerra y enfrentamiento siguen más vigentes que nunca.

En cuanto a la validez de la visión clausewitziana de la supremacía militar como elemento primordial en las victorias de las guerras convencionales ya se ha dicho que no explica en su totalidad la realidad de los enfrentamientos asimétricos. En este sentido la interacción estratégica, es decir el modo que tienen de enfrentarse los contendientes difiere de las normas clásicas de enfrentamiento. En un conflicto asimétrico los contendientes juegan a un mismo juego pero cada uno utiliza normas diferentes.

El análisis desarrollado recoge que la asimetría de un conflicto no viene determinada por la sencillez de un actor poderoso contra otro débil, no es el reflejo de David contra Goliat. De ser así, todos los enfrentamientos producidos hasta la fecha serían asimétricos. 

Sin embargo, sí se ha puesto de manifiesto la vigencia de varios puntos analizados por Clausewitz y que se pueden encontrar perfectamente en los nuevos modelos de enfrentamiento.

La doctrina estratégica de las sociedades modernas tiende a amoldarse a la tecnología disponible. Aquellos que no disponen de tecnología o recursos para neutralizar la capacidad militar del enemigo deben destruir su capacidad política. En un conflicto asimétrico gana quien tenga mayor capacidad de resolución independientemente del poder material. Esto que está en plena vigencia, es uno de los puntos clave que postula Clausewitz cuando desarrolla su teoría de la polarización y el desgaste.

Para Clausewitz, el orden de sucesión de los actos para conseguir la victoria en la guerra son los siguientes: la destrucción de las fuerzas militares del oponente, la conquista del territorio y el sometimiento de la voluntad del enemigo. En este sentido, se ha visto que dicha clarividencia en la estructura del conflicto ha quedado completamente difuminada con la interposición de los niveles estratégico, táctico y operativo, especialmente en los conflictos híbridos e irrestrictos. Por otro lado, los conceptos de no linealidad del conflicto y el factor de la globalización, parecen huérfanos de las teorías de Clausewitz.

Queda  por estudiar, y sería interesante desarrollar, la concepción de las enseñanzas de Clausewitz en otros dominios de la guerra diferentes a los clásicos de tierra, mar y aire. sí hay estudios sobre Clausewitz en el dominio del espacio, pero no hay demasiados que apliquen a los modelos de enfrentamiento cibernéticos y de la consciencia o mente humana.

Sí, Clausewitz sigue presente en nuestros días y sus enseñanzas ayudan a entender la evolución de la guerra desde su época hasta la actual y la futura seguramente. No contar con sus enseñanzas apelando a la brecha inabordable de la innovación tecnológica que separan el siglo XIX del XXI sería un completo error.

– Fin –

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